lunes, 27 de enero de 2025

La arquitectura hospitalaria en Cuba (II y final)

 

Hoy, el conjunto fundamental de instalaciones hospitalarias de La Habana es aquel que existía en 1959. En él se reúnen los hospitales de pabellones diseñados en el siglo XIX y modernizados en el XX, y muy especialmente la veintena de centros de salud construidos entre las décadas de 1940 y 1950. Sorprendentes tanto en cantidad como en calidad, hoy permanecen en activo, aunque necesitados de reformas dada la dilatada falta de mantenimiento e inversión.

Siguiendo los preceptos de la arquitectura de la época, y teniendo en cuenta los lotes disponibles en las zonas más céntricas de aquella Habana que se urbanizaba aceleradamente, los nuevos hospitales centralizaron en un edificio todas sus funciones. No obstante, algunos abarcaron importantes superficies y se desplegaron en varios cuerpos posibilitando una distribución más efectiva de los servicios, y concediendo mayor accesibilidad o privacidad a distintas áreas.

La Clínica Provincial de Maternidad Obrera de La Habana (1939-1941) inauguró esta etapa de esplendor constructivo para la salud cubana, y fue a su vez una de las instalaciones más interesantes del momento. Ubicada junto a la antigua Calzada de Columbia (Avenida 41), dejó amplias áreas de jardines a su alrededor, retirándose entre 30 y 40 metros de la calzada y de las edificaciones vecinas. Esto le ofreció una gran perspectiva al inmueble y un entorno más agradable al paciente.

El edificio se compuso a partir de un gran cuerpo arqueado con dos pabellones laterales y uno central posterior. Visto en planta, las formas que lo definen han sido muchas veces asociadas de manera simbólica con órganos del aparato reproductivo femenino y masculino, en particular las trompas, los ovarios y el pene.

Su arquitecto, Emilio de Soto, tuvo muy en cuenta el criterio de especialistas obstetras, así como las recomendaciones de congresos hospitalarios para concebir el inmueble y distribuir sus espacios. Posibilitó de este modo total accesibilidad a las consultas externas, laboratorios, museo, archivo, biblioteca, salón de actos, etc., así como la adecuada privacidad a las pacientes hospitalizadas, y la eficiente concatenación de las áreas utilizadas en todo el proceso de parto y posparto. Del mismo modo, tuvo en cuenta la localización de la morgue y la salida discreta de los carros fúnebres.

En este tipo de construcciones la función condiciona sobremanera el diseño arquitectónico. Los hospitales de esta época destacan por su eficiente adecuación a las funciones requeridas, a la par que constituyen un espacio confortable, seguro, moderno y bello. Los dos estilos desarrollados entonces, el monumental moderno y el racionalismo, se adecúan con facilidad a las demandas de la higiene moderna, prolongando su vida útil sin necesidad de grandes readecuaciones estéticas.

Fue con el estilo monumental moderno que comenzaron a curvarse las aristas y evitarse los ángulos rectos, que tan comúnmente vemos en los espacios interiores de las instalaciones sanitarias. Asimismo, primó el uso de las columnas lisas sin base ni capitel, de las superficies planas, límpidas y de los espacios diáfanos. No obstante, la mayoría de los diseños mantuvieron un carácter monumental, principalmente marcado por la definición de la entrada principal y la composición simétrica de los volúmenes.

Con el racionalismo se asumió íntegramente el concepto de decoración funcional que tanto se aviene a este tipo de inmuebles. En los hospitales construidos con este estilo, la distribución de los volúmenes fue más libre, y mucho recuerda la estética de la Bauhaus. Un caso típico es el Hospital Municipal Clínico Quirúrgico Mercedes del Puerto (1957), hoy Joaquín Albarrán, conocido como Clínico de 26, con su planta original en forma de H.

En estos hospitales es importante la distribución de las terrazas y la adecuación de los distintos cuerpos para conciliar la óptima ventilación e iluminación de todas las áreas, así como la creación de espacios amenos con correctas dinámicas de circulación. Aunque suman varios niveles, suelen hacer más énfasis sobre el eje horizontal. Muy frecuente fue el cierre con grandes vanos de vidrio y ventanas horizontales corridas, así como las rampas de acceso cubiertas con marquesinas voladas.

También fue recurrente el uso de celosías y quiebrasoles de variado diseño, que en ocasiones definieron fachadas completas, como la entrada original del Clínico de 26 y la de la Clínica El Sagrado Corazón (1941), hoy Ramón González Coro. Esta última, del arquitecto Alberto Beale, fue ampliada en 1957 y combina lo mejor de ambos lenguajes arquitectónicos.

Como era habitual en la época, varios de estos hospitales incorporaron en su diseño ambiental obras de arte. El Hospital Militar tiene en el vestíbulo cinco frescos de Enrique García Cabrera con el tema de la historia de la medicina cubana, y en 1948 incorporó a la entrada un monumento a Carlos J. Finlay de Juan José Sicre. En otros casos las obras forman parte sustancial del diseño de fachada, como la escultura Madre e hijo de Teodoro Ramos Blanco, que corona la entrada de Maternidad Obrera; y Cangrejo, esculpido por Rita Longa para el Hospital Oncológico, así como el relieve en piedra Ciencia y Fe por el que recibió la Medalla de Oro de la Architectural League of New York.

También está el magnífico mural escultórico de Rolando López Dirube para la fachada de la Clínica Asclepios; y el relieve en mármol de Carrara La ciencia médica, protectora de la familia de Victoria Nanson a la entrada de la antigua Clínica Mercedes del Puerto. Esta clínica debía su nombre a la madre del alcalde Justo Luis Pozo del Puerto, quien había encomendado la obra. Por lo cual un busto de Mercedes, también esculpido por Nanson, se ubicaba en los jardines frontales, hoy sustituido por el de José Martí.

Por su eficiencia y magnífico diseño varios hospitales habaneros fueron reconocidos con la Medalla de Oro del Colegio Nacional de Arquitectos, entre ellos: Maternidad Obrera (1941), el Aballí del arquitecto Luis Dauval (1944), el Centro Médico Quirúrgico del arquitecto Max Borges (1948) y la Clínica Antonetti de los arquitectos Raúl Álvarez y Enrique Gutiérrez (1960). A otros les fue transmitida públicamente la felicitación, como a la Clínica Mercedes del Puerto, que el Colegio Nacional señaló como "exponente de nuestra mejor arquitectura, tanto por la calidad del proyecto como por el esmero y propiedad de su ejecución".

En las décadas siguientes se incorporaron otros hospitales de significación para la ciudad. Sin embargo, esta explosión constructiva de altísima calidad para la salud no ha vuelto a repetirse en Cuba.

Yaneli Leal
Diario de Cuba, 24 de noviembre de 2024.
Foto: Hospital Maternidad Obrera, Marianao. Tomada de Diario de Cuba.

lunes, 20 de enero de 2025

La arquitectura hospitalaria en Cuba (I)

 

Veinte hospitales en 20 años, o casi: así fue la hazaña constructiva para una capital que elevaba su índice poblacional al compás del florecimiento económico y demandaba una potente infraestructura de bienes y servicios.

Me refiero a La Habana de las décadas de 1940 y 1950, aquella que bien atrás había dejado la crisis de los años 20, y reflejaba continuas inversiones inmobiliarias públicas y privadas, el mejoramiento y ampliación de la red vial y una amplia modernización tecnológica de la industria y los servicios. Es La Habana heredada que ha resistido décadas de explotación intensiva sin el mantenimiento requerido.

En cuanto a hospitales, para entonces la ciudad contaba con varias pequeñas clínicas o casas de salud, y muy especialmente con las cuatro mutualistas (Benéfica, Covadonga, Dependiente y Canaria) y algunos hospitales públicos como Nuestra Señora de las Mercedes (Reina Mercedes), Las Ánimas y el Alfonso XII —luego devenido Hospital Universitario General Calixto García. Estos complejos sanitarios formados por pabellones, abarcaban todas las especialidades médicas y mantuvieron un excelente trabajo en las décadas siguientes con la continua modernización y ampliación de sus instalaciones.

Su historia institucional está marcada por grandes avances médicos como la introducción de departamentos de Radiología y la constitución de las escuelas cubanas de Pediatría, Dermatología y Oncología en el Reina Mercedes; los estudios sobre la fiebre amarilla de los doctores Carlos J. Finlay y Juan Guiteras Gener en Las Ánimas, especializado en enfermedades infecciosas; y la inmensa trayectoria del Calixto García como institución hospitalaria principal de la capital y sede además de la Escuela de Medicina.

A esta red se sumaron en las primeras décadas otras instalaciones importantes como el Hospital Municipal de Emergencias General Freyre de Andrade (1920), el Hospital de Maternidad América Arias (1930) y el Hospital Municipal Infantil de La Habana (1934) —el demolido Pedro Borrás. Los tres fueron diseñados por la prestigiosa firma Govantes y Cabarrocas, lo que bastaría para acuñar la calidad de sus diseños que, como el resto de la obra de estos arquitectos cubanos, son íconos de la historia urbana de la capital. En el caso del primero, estuvo afiliado a la estética del neoclasicismo y los otros dos al art déco, reflejando el tránsito hacia diversos lenguajes artísticos que manifestó la arquitectura del momento.

Igual sucedió con los hospitales construidos entre las décadas de 1940 y 1950, que transitaron del monumental moderno hacia el racionalismo. Sin embargo, lo excepcional de esta época fue el amplísimo plan de inversión, tanto público como privado, de nuevas instalaciones hospitalarias, así como la ampliación y modernización de las existentes. Todos los hospitales de pabellones mencionados anteriormente hicieron adiciones en este periodo, que establecen un gran contraste visual con la arquitectura ecléctica que hasta entonces les definía.

En el Calixto García, por ejemplo, está el Pabellón Borges (1940), que sustituyó la columna clásica por el pilar desnudo, eliminando la ornamentación para hacer énfasis en la composición volumétrica y la línea aerodinámica. Su fachada mantiene la jerarquía del acceso principal, pero desde el juego entre la composición académica y los materiales y las texturas modernas.

Otros casos, como los hospitales Las Ánimas y Reina Mercedes, se reconstruyeron íntegramente. El primero, tras un huracán, fue reformado en la misma ubicación entre 1948 y 1951. Hoy es conocido como Hospital Pediátrico de Centro Habana. El Reina Mercedes fue demolido por la venta de su cotizado lote de L y 23; y trasladada la institución al moderno inmueble que hoy define el Clínico Quirúrgico Manuel Fajardo. Este fue construido por la firma Morales y Cía. en 1957.

En estas dos décadas se construyeron, además, con dinero público la Clínica Provincial de Maternidad Obrera de La Habana (1939-41), la Facultad de Odontología de la Universidad de La Habana (1942), el Hospital Militar de Columbia (1943), el Hospital Infantil Antituberculoso Ángel A. Aballí (1944), el Instituto de Cirugía Ortopédica (1945), el Hospital Oncológico Madame Curie (1947), el Hospital Naval (1954-58), el Hospital Municipal Clínico Quirúrgico Mercedes del Puerto (1957) —hoy Clínico de 26—, el Sanatorio La Esperanza (1958) —hoy Julio Trigo—, el Hospital Nacional y el Hospital Nacional de la ONDI —hoy William Soler. Estos últimos, prácticamente completados o en funcionamiento al triunfo de la Revolución, fueron reinaugurados en los primeros años de los 60 y adjudicados al nuevo Gobierno.

Por gestión privada se construyeron en el mismo período la Clínica El Sagrado Corazón (1941) —Ginecobstétrico Ramón González Coro—, la Clínica Miramar (1948) —Cira García—, el Centro Médico Quirúrgico (1948) —Instituto Neurológico—, la Clínica Asclepios (1957) y la Clínica Antonetti (1959) —Instituto Cardiovascular—, y la Clínica Cardona, que actualmente acoge el Instituto de Hematología e Inmunología.

En su mayoría reunieron las funciones hospitalarias en un solo inmueble, a diferencia de la tipología de pabellones decimonónica, aunque la heterogeneidad de los servicios y las grandes dimensiones de algunos, requirieron el despliegue de varios volúmenes arquitectónicos.

Otro aspecto interesante de los hospitales construidos en esta etapa es la adecuación práctica del estilo a los preceptos higiénicos y funcionales propios del inmueble. Una relación no forzada pues, tanto el monumental moderno como el racionalismo, componen sus obras a partir de la limpieza ornamental, la adecuada ventilación y asoleamiento de los interiores, la comunicación continua y distribución práctica de los espacios y la fácil accesibilidad.

De esta manera, estilo y función se enlazan de manera armoniosa para ofrecer hospitales modernos que, de estar óptimas condiciones, seguirían siendo adecuados para su uso más de medio siglo después.

Yaneli Leal
Diario de Cuba, 17 de noviembre de 2024.
Foto: Hospital Militar de Marianao, inaugurado en 1943. Tomada de Diario de Cuba.

lunes, 13 de enero de 2025

Cinco periódicos cubanos ya desaparecidos

 

Con la llegada al poder de la Revolución de Fidel Castro en 1959, muchos de los periódicos que habían sido pilares de la prensa republicana en Cuba dejaron de publicarse. Entre estos se encontraban El Diario de la Marina, Avance, Mañana, El País e Información, cada uno con una historia marcada por la pluralidad de opiniones, la crítica social y la influencia cultural.

Diario de la Marina, autodenominado “Decano de la prensa de Cuba”, se fundó en 1844 tras la fusión de Lucero de La Habana y El Noticioso. Aunque algunos atribuyen su origen a 1832, cuando estos periódicos se unieron bajo la dirección de Isidoro Araujo de Lira, el primer número bajo su nombre definitivo apareció el 1 de abril de 1844. Ubicado en la calle Prado, El Diario de la Marina se consolidó como uno de los periódicos más importantes de la Isla, conocido por su carácter conservador y católico, además de su extensa sección de clasificados.

A lo largo de su historia, el periódico estuvo bajo la dirección de Nicolás Rivero Muñiz desde 1895 hasta 1919, y luego de su hijo José Ignacio hasta 1944. Durante este periodo, reunió a destacados columnistas como Gastón Baquero y Jorge Mañach, quienes contribuyeron al perfil literario y político de la publicación. El periódico se caracterizó por su postura católica y anticomunista, una línea editorial que se mantuvo incluso durante los primeros años de la Revolución. Sin embargo, la creciente polarización política en el país y el control estatal sobre los medios de comunicación llevaron a su cierre definitivo el 12 de mayo de 1960 por orden del gobierno de Fidel Castro.

Avance fue otro periódico que enfrentó la misma suerte. Fundado en octubre de 1934, era conocido por su estilo innovador, con un diseño llamativo que incluía caricaturas, fotografías y notas breves. Bajo la dirección interina del Dr. José I. Rivero y posteriormente del periodista Mario Massens, con Jorge Zayas como jefe de redacción, Avance se destacó por su cobertura de temas de interés nacional e internacional. Contó con colaboradores como Octavio de la Suarée y la escritora Mariblanca Sabas Alomá lo que le otorgó un perfil intelectual y cultural significativo.

Durante el inicio de la Revolución en 1959, Avance apoyó las transformaciones, reflejando el entusiasmo que muchos sectores de la sociedad sentían por los cambios prometidos. Sin embargo, esta armonía no duró mucho. Jorge Zayas comenzó a denunciar los ataques en su contra y la dirección del periódico adoptó una postura crítica frente a las medidas revolucionarias. El 20 de enero de 1960, Zayas partió hacia Estados Unidos, y pocos días después, Avance fue intervenido por el gobierno. Su intervención marcó el inicio del fin de muchos otros medios considerados “burgueses”.

Mañana, por su parte, celebró su primer aniversario el 6 de diciembre de 1940, un año después de su aparición. Bajo la dirección de José López Vilaboy, empresario vinculado a Cubana de Aviación y otras empresas, el periódico comenzó con ocho páginas, ofreciendo columnas como “Al Margen”, “Caramelos” y “Sociales”; cubriendo una amplia variedad de temas. En los años cincuenta, Mañana se convirtió en Editorial Mañana S.A., ampliando su contenido a 16 páginas y sumando colaboradores como el crítico cinematográfico Mario Rodríguez Alemán. Aunque algunos lo consideraban “incoloro”, Mañana fue un medio representativo de la Cuba republicana.

Después del golpe de Estado de 1952, el periódico se alineó con el régimen de Fulgencio Batista y utilizaba su plataforma para promover empresas como Cubana de Aviación. Mañana dejó de publicarse el 1 de enero de 1959, y fue reemplazado brevemente por Diario Libre, que también tuvo corta vida.

El País, fundado en 1922 en la calle Galiano de La Habana, alcanzó gran popularidad gracias a su contenido variado y a sus sorteos de regalos, que incluían desde casas hasta automóviles. Inicialmente dirigido por el Dr. Carlos E. Garrido, pasó por diferentes manos a lo largo de las décadas. Contó con la dirección de Guillermo Martínez Márquez en los años cuarenta. Este periódico se caracterizó por incluir en sus páginas colaboraciones de figuras destacadas como Enrique Serpa, José Zacarías Tallet y Dulce María Loynaz, quien escribía la “Crónica del Ayer”.

En 1959, El País mantuvo una postura más neutral, evitando involucrarse en la polémica entre la prensa burguesa y la revolucionaria. Sin embargo, en marzo de 1960, el periódico anunció la cancelación de su “Plan de Regalos” por orden de las autoridades castristas, lo que marcó su progresiva desaparición. Su última edición se publicó el 16 de marzo de 1960, cerrando un capítulo importante de la prensa republicana cubana.

Información, por su parte, debutó el 8 de enero de 1931 y fue propiedad de los hermanos Santiago y Joaquín Claret. Con un compromiso inicial de juzgar la actualidad “con espíritu sereno, imparcial y patriótico”, el periódico incluyó la famosa caricatura “El Bobo” de Eduardo Abela, que se convirtió en un símbolo del humor político de la época. Información se fusionó temporalmente con El País, pero reapareció en 1937 bajo el nombre “Época II”. A lo largo de los años, creció en número de páginas, hasta 52, y contó con colaboradores como el economista Raúl Maestri y el escritor estadounidense Walter Lippmann.

El 16 de enero de 1960, Información enfrentó una controversia al negarse a publicar una coletilla acordada por el gobierno para añadir a cables extranjeros considerados contrarrevolucionarios. Pese a las presiones, el periódico continuó publicándose hasta diciembre de 1960, y se convirtió en el último medio de la llamada prensa burguesa en circular en La Habana.

La desaparición de estos periódicos y también de El Mundo, Excelsior, Alerta, Ataja y El Crisol, entre otros, del semanario Zig Zag y de revistas como Vanidades, Romances, Ellas, Gente, Cinema y Show, entre las más conocidas, marcó el fin de una era en la prensa cubana, caracterizada por la diversidad de opiniones, el debate público y la crítica social. La Revolución transformó radicalmente el paisaje mediático de la Isla, consolidando un monopolio estatal sobre la información que perdura hasta hoy.

Cubanet, 23 de septiembre de 2024.

Foto: Uno de los puntos de venta de periódicos y revistas que antes de 1959 había en calles céntricas de La Habana como Prado, Monte,Obispo, Reina, Infanta, San Lázaro, Belascoaín y Galiano, entre otras. Tomada del Facebook Las cosas que no conocías de Cuba.

Leer también: La prensa en Cuba.

lunes, 6 de enero de 2025

Chismes desvían la atención de la realidad cubana

 

Mientras el preso político José Daniel Ferrer era golpeado salvajemente en la prisión de Mar Verde, ubicada en la oriental provincia de Santiago de Cuba, a más de 900 kilómetros al este de La Habana, en medio de la penumbra tras 20 horas de apagones, miles de compatriotas en la Isla rastreaban en internet las últimas noticias sobre el presunto asesino del reguetonero José Manuel Carvajal, más conocido como El Taiger, o debatían sobre el romance de la actriz Ana de Armas con el hijastro del dictador Miguel Díaz-Canel.

La mayoría de la población coincide que Cuba es un Estado fallido. Que el régimen no tiene una estrategia para salir de la bestial crisis económica, ni dinero para solucionar el déficit electroenergético, el abasto de agua y mejorar la salud pública, entre otros muchos problemas estructurales que afectan al país. Nueve de cada diez cubanos saben que el modelo no funciona. Que la corrupción y el burocratismo institucional es parte de los carteles mafiosos que cada vez más cuentan con poder financiero y político.

Numerosos afiliados del partido comunista ingresan a sus filas para hacer dinero y obtener beneficios. Debido a las numerosas bajas voluntarias las exigencias para formar parte de la organización se han relajado visiblemente. Si lo duda, pregúntele a Nicolás, un ex presidario que en su juventud cumplió diversas sanciones penales por los delitos de hurto al carterismo y escándalo público. Sobre los requerimientos para ingresar al partido comunista, cuenta:

“Hace 35 años era imposible que un religioso o una persona que hubiera estado preso se afiliara al partido. Ahora, como nadie quiere ser militante, los protocolos se han relajado. Cuando salí de la cárcel comencé a trabajar en un almacén de víveres de Comercio Interior. Todo el mundo sabe que en esos lugares, desde los directivos hasta los custodios, viven del robo y el invento. A los cinco años me llamaron para administrar un mercado de alimentos. En Cuba eso es un puesto lucrativo pues tienes contactos con los camiones que descargan el arroz, el pollo o el aceite".

"Hace seis meses me propusieron para ingresar al partido. Pensé que por mis antecedentes penales era imposible. Pero un dirigente del municipio me dijo que la revolución era benévola con los ciudadanos que se reformaban. No tengo interés en ser del partido. Mi padre y mis dos hermanos viven en Estados Unidos y en cualquier momento me reclaman. Aunque eso ya no importa mucho. Mira la cantidad de ex funcionarios del gobierno que están viviendo en Miami", dice y sigue contando:

"En Cuba ser del partido te sirve para legitimar el robo. El trabajador roba lo que puede, los cuadros y funcionarios de mediano o alto rango roban autorizados. El secreto para no escacharse es volar por debajo del radar. No ser ambicioso. Respetar las reglas del juego. No tener más beneficios de los que te tocan. Y si caes en desgracia o vas preso, se valora mucho el silencio y que no delates a nadie. Lo más parecido a la Omertá de la mafia siciliana”, concluye Nicolás.

Gracias a las redes sociales y a influencers de dentro y fuera de la Isla, con lujos de detalles se saben los esquemas de corrupción entre miembros de gobiernos provinciales, oficiales del MININT y funcionarios de instituciones estatales.

Yamil Cuéllar, actor radicado en Estados Unidos desde 2005, en su canal de You Tube ha denunciado la trama de corrupción, cómo lucran con los presupuestos locales y sus múltiples nexos en Cienfuegos, su provincia natal. “Lo que pasa en Cienfuegos, sucede en Granma y en La Habana. No es la excepción, es la regla”, afirma un ex funcionario del régimen. “Unos roban más y otros roban menos. Pero todos roban o lucran con bienes del Estado, que supuestamente son del pueblo”.

La sensación que tiene el ex funcionario es que “se está viviendo el último capítulo. Por eso los pejes gordos están robando a manos llenas. Se alían con emprendedores privados y MIPYMES, están ganando muchísimo dinero y que algunos lavan gracias a testaferros colocados en negocios particulares. Como dicen los mexicanos, no hay quien detenga ese desmadre”. Una piñata en la cual no participan los cubanos de a pie, quienes cada día se alimentan peor y reciben salarios o pensiones miserables.

El colapso de los servicios básicos es una muestra de la torpeza del actual gobierno que ha visto como las cosechas agrícolas han descendido entre un 40 y un 70 por ciento. Mientras, un alto porcentaje de la población está viviendo a oscuras, cocinando con leña y sin poder bañarse a diario por falta de agua.

Es razonable que los compatriotas del exilio se pregunten hasta cuándo. La foto del drama que viven los cubanos es terrible. Un gran estallido social pareciera que está al doblar de la esquina. Pero tengo mis dudas. La frustración, el miedo a ser encarcelado y los planes migratorios son antídotos poderosos.

El régimen lo sabe y utiliza abiertamente el arma del chantaje emocional con los parientes que residen en el exterior y la represión contra aquéllos que salen a la calle a protestar. Los operadores políticos de la dictadura son muy hábiles. Han abierto la talanquera y se permite cualquier cosa siempre y cuando no critiques al régimen.

Reguetoneros como el difunto Taiger, viajaban a Cuba a cantar en bares privados, cuyos propietarios suelen ser familiares o testaferros de la dictadura, y luego regresaban a Miami con 10 mil o 15 mil dólares. Crearon un modo de vida, ganando dinero con ese 5 por ciento de la población que en Cuba puede darse el lujo de pagar 100 dólares (el salario anual de un profesional) por una entrada.

Díaz-Canel, presidente elegido a dedo por el autócrata Raúl Castro, luego de haber censurado la música urbana, en el último congreso de la UNEAC habló de trazar estrategias para seducir a los reguetoneros y artistas radicados en el exterior.

Un músico contó de la existencia de "un plan enfocado hacia cubanos famosos que quieran viajar a la Isla, sin importar que alguna vez hayan criticado tibiamente al gobierno, por intereses de negocios o simplemente porque una parte de su público está en Cuba, se les va a dejar venir. En esa categoría están los reguetoneros que cuando vivían aquí, nunca se pronunciaron en contra del sistema ni compusieron canciones críticas, excepto Chocolate MC. Las puertas están abiertas para hombres de negocios, deportistas y músicos que antepongan sus principios, les resbale el sufrimiento del pueblo, su interés sea promocionarse, ganar dinero y durante su estancia se limiten a visitas familiares y turísticas".

La actriz Ana de Armas entra en esa ecuación. Nunca alzó la voz contra el castrismo ni visibilizó la miseria en que vive el 89 por ciento de la población. Optó por callar. Prefirió los guiños al régimen, participando en un filme de Neflix sobre la red de espías cubanos que provocaron el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate en febrero de 1996. Ahora, su romance con el hijastro de Díaz-Canel ha generado múltiples opiniones dentro y fuera de la Isla.

Para los que queremos el cambio democrático en nuestro país, la peor estrategia es darle la relevancia a algo que no se lo merece. Precisamente eso es lo que pretende el régimen. Diseñar una cortina de humo con chismes de artistas famosos para desviar la atención de la cruda realidad que hoy se vive en Cuba.

A pesar del hambre y los maratónicos apagones, muchos cubanos prendieron velas tras la muerte del Taiger, un consumidor de drogas con actitudes delincuenciales. Con el 'romance' de Ana de Armas, igual. Se ha generado un debate sobre su vida sentimental y su posición a favor de la dictadura, relegando los temas que afectan la realidad en Cuba y donde no se vislumbran soluciones.

Estos bretes de farándula son una distracción. Mientras Ana de Armas pasea con su pareja por Madrid, con ropa y bolso de miles de dólares, los cubanos sufren apagones de hasta veinte horas y muchos se acuestan sin comer. Y en las duras prisiones de la Cuba profunda, más de mil presos políticos esperan por nuestra solidaridad.

Iván García
Foto: Tomada del reportaje titulado Errantes en su propia tierra, publicado en Cubadebate el 20 de febrero de 2024. Según el periodista, se llama Esteban, vive en la calle desde hace una década y "es precisamente eso: una sombra, un olvidado, un sobreviviente del desamor". Del desamor de una revolución que el 16 de abril de 1961 Fidel Castro proclamó 'de los humildes, por los humildes y para los humildes'.