lunes, 30 de abril de 2012

Se acabó la diversión



Carlos Puebla, viejo trovador apologista del régimen cubano, en los años 60 puso de moda una guaracha que decía "y en eso llegó Fidel, y se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar". Y así fue. En octubre de 1998, el comandante, nuevamente, montó en cólera y echó a andar la maquinaria represiva para tratar de poder fin al desenfreno de la prostitución y las drogas.

Una noche como otra cualquiera, Maritza, 17 años, jinetera, hermosa y con un provocativo vestido de la marca Benetton, como de costumbre se dirigía a la discoteca de El Palacio de la Salsa, en el hotel Riviera, a tiro de piedra del malecón habanero.

Su sorpresa fue mayúscula. En lugar de la ola de extranjeros que pagaban 100 dólares por su exuberante cuerpo se encontró a la entrada con un camión ruso de la brigada especial de la policía. Esa madrugada durmió en un calabozo. Al día siguiente salió de la estación con un acta de advertencia en su elegante bolso.

El documento le prohibe a Maritza circular por zonas de afluencia turística en la ciudad y le recuerda que, en caso de continuar "jineteando". se arriesgaba a cumplir una condena que podría ir de los 3 a 6 años de privación de libertad.

Ahora, en su casa, Maritza mira la nevera vacía y piensa en la necesidad de alimentar, vestir y calzar a su hijo de un año. Lo contrapone con la amenaza de ir a parar tras las rejas. Y llega a la conclusión de que no le queda otro remedio que 'seguir haciendo el pan' (prostituyéndose). "El gobierno aprieta cada vez más la tuerca, pero no da respuesta a la extrema situación de la vida cotidiana del cubano", dice la joven.

Lo que Maritza desconocía era que el lunes 12 de octubre de 1998, las autoridades pusieron en marcha la operación Lacra, con el objetivo de tratar de cambiar la fisionomía de La Habana.

Una señal de lo que se gestaba había llegado a fines de septiembre, cuando la prensa oficial dio a conocer la noticia de que había sido desmantelada una red de proxenetas que desde la provincia de Camagüey se dedicaba a traer muchachas para prostituirlas en la capital. El principal acusado, Teddy González, fue condenado a 25 años por proxenetismo, mientras que otros cinco encartados fueron sancionados a penas entre 5 y 10 años de privación de libertad.

El 4 de octubre, el primer secretario del Partido Comunista capitalino, Esteban Lazo, dio la voz de alarma en una reunión partidista. Lazo llamó a actuar con energía contra la prostitución y las drogas. "Hay que pecar por exceso porque van a acabar con nosotros, con la revolución, si no damos un escarmiento", expresó. Y también planteó que las sanciones debían extenderse a los taxistas particulares y a los dueños de viviendas que alquilan a los extranjeros habitaciones por horas para el ejercicio de la prostitución.

En un fin de semana fueron cerradas tres discotecas de moda en La Habana: la del hotel Comodoro, la del Café Cantante, en el Teatro Nacional y El Palacio de la Salsa. No se abrirían hasta que sus gerentes no "reorienten" el enfoque de esos locales de diversiones.

En esta cruzada gubernamental de "concientización ciudadana", otros centros nocturnos ubicados en instalaciones turísticas, como la Marina Hemingway o el hotel Habana Libre, en lo adelante funcionarán sólo para uso exclusivo de los huéspedes. Está por verse la efectividad de las medidas.

Juan, 41, trabajador de turismo, afirma que es cierto, que las drogas y la prostitución crecieron de forma alarmante. La 'melca', un preparado a base de cocaína, y la marihuana se venden por toneladas en los clubes nocturnos, donde tres de cada cuatro mujeres jõvenes que los visitan, son jineteras. "Pero el gobierno sabe que los extranjeros vienen detrás de los fondillos de nuestras mulatas", señala Juan.

Muchos creen que ésta es una de las tantas campañas relámpagos emprendidas por el castrismo que luego se quedan a mitad del camino.

Quienes alquilan sus casas, como es el caso de Marina, 60 años, residente en la Calle 90 esquina a 3ra., Miramar, han sido acusados de proxenetismo y pudieran ser sancionados a 8 años de privación de libertad. Según Juventud Rebelde, Marina es una ex reclusa que anteriormente fue sancionada por 'actividades contrarrevolucionarias'.

Una variante peligrosa. Hay que llamar la atención mundial pues no es descabellado pensar que el gobierno podría tratar de involucrar a disidentes o ex presos políticos en delitos comunes. El propio Juventud Rebelde hacía notar que "la delincuencia es hoy la mejor quintacolumna que andan buscando los que apuestan por el fracaso del modelo político y económico cubano".

Vieja artimaña del régimen de Fidel Castro: endilgarle al enemigo sus males y deficiencias. Pero ya pocos se tragan ese anzuelo. Miguel, 31 años, empleado de una discoteca, considera que "la contrarrevolución interna (se refiere a la disidencia) no tiene nada que ver con este fenómeno, como tampoco tuvo que ver con las bombas en los hoteles. Esto de la prostitución y las drogas es un mal del sistema porque los principales proxenetas muchas veces llevan en sus bolsillos un carné rojo del partido o de la juventud comunista."

Olga, 44, socióloga, cree que "en el capitalismo este fenómeno también causa estragos sociales y ellos no ocultan sus problemas. Es el viejo ego de creernos perfectos y quitarnos de encima nuestra cuota de culpa, diciendo que los males vienen todos del exterior".

Un economista local sostiene que la operación Lacra será de corta duración. "Porque los ingresos en moneda dura afectará los ingresos a la débil economía cubana". Algo parecido piensa el turista francés, Jean, 26 años, quien acortó su estancia de 15 a 7 días. Para él es muy aburrido viajar a un país y sólo compartir con extranjeros. "El turismo no se puede cerrar en una urna de cristal. Al forastero le gusta el contacto con los nacionales".

Como Jean opina el español Carlos, 55 años: "Los turistas ya no vienen a observar los logros de la revolución sino a visitar clubes y ver a las monumentales cubanas, estremeciéndose de forma voluptuosa al ritmo de la rumba agresiva que tocan las orquestas de la isla".

Ángel, 34 años, dependiente en El Palacio de la Salsa, fue más tajante: "No se preocupe, compadre, que cuando los de arriba vean que los 'verdes' empiezan a disminuir, la operación Lacra se la lleva el viento".

Iván García
*Publicado en Cubafreepress el 30 de octubre de 1998

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