martes, 23 de octubre de 2012

Fotos de atrezzo



Todo empezó a los 14 años, cuando su padre le regaló una vieja cámara rusa con un lente fijo de 35 mm. Antes de apasionarse por la fotografía, Roldán, 42 años, era el típico chico de barrio que jugaba béisbol por las mañanas y en las noches se subía a la azotea para mirar discretamente la desnudez de alguna vecina.

Se tomó la fotografía en serio. Soñaba ser como Robert Capa, Richard Avedon, el catalán Joan Fontcuberta, o al menos, superar al cubano Alberto Korda. Roldán siempre cargaba con su cámara mecánica y un montón de lentes.

A tiempo parcial trabajó para una agencia de turismo. Hizo fotos para reporteros extranjeros no acreditados, de paso por la isla. Desechó la idea de emplearse en un aburrido y poco creativo periódico local.

Sus fotos no eran gratas a los censores y jefes de redacción de la prensa oficial. Eran de calidad y hasta artísticas, pero descarnadamente recogían la cara sucia y fea de La Habana. Mendigos y putas. Borrachos y gays. Tipos tristes y viejas gordas que ven pasar el tiempo sentados en taburetes de madera a la entrada de desvencijadas viviendas.

Jamás pudo exponer en galerías y museos. Nunca fue alabado ni premiado. No era un fotógrafo complaciente. Pero al morir sus padres, quienes siempre lo mantuvieron, se vio obligado a ganarse la vida. Dejó el arte subterráneo y se dedicó a la fotografía comercial. Un amigo con dinero suficiente y don de hombre de negocios, montó un estudio con una decoración cursi de colores fuertes.

Roldán comenzó a tirar fotos a chicas que cumplían 15 años. Y tuvo éxito. Ganó mucha plata. Un álbum de fotos puede costar más de 100 pesos convertibles (120 dólares). Hoy es uno de los fotógrafos más solicitados por los padres de quinceañeras.

Roldán no logró su sueño de ser como Capa, Avedon, Fontcuberta o Korda. Pero vive a lo grande. Pudo amueblar su piso y tiene un viejo Dodge que parece una joya. Aunque de vez en cuando hace excelentes fotos, siente que con esas imágenes de atrezzo ha prostituido el oficio.

Iván García
Publicado en enero de 2011 en el blog Desde La Habana.

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