miércoles, 27 de abril de 2016

Silvestre Méndez, mi hermanito


Mi hermanito, era uno de los términos con los que generalmente Silvestre Méndez te daba la bienvenida. Dos palabras que te permitían conocer a uno de los rumberos cubanos más extraordinarios.

El primer contacto que tuvimos con El Tata, como cariñosamente le decían, fue porque en un programa dedicado a Miguelito Valdés no dijimos que Silvestre Méndez era autor de Tambó. Esta omisión nos permitió tener una amistad muy estrecha con el genial músico.

Silvestre Méndez López nació en La Habana el 31 de diciembre de 1921. Fueron sus padres Julián Méndez e Isabel López. Residió en la capital hasta los ocho años, pero debido al fallecimiento de su madre, se fue a vivir con su abuela paterna a Nueva Paz, entonces municipio del interior La Habana. Cursó estudios de primaria, secundaria y preparatoria y en 1937 matriculó en la Escuela de Artes y Oficios.

La vida de Silvestre transcurrió entre solares y barrios rumberos de la Cuba de finales de los años 30 y principios de los 40. Una de las agrupaciones que recordaba con nostalgia era la Sonora de Piñón, de la cual decía era una de las mejores agrupaciones que se escuchaban en la Isla. Ya Silvestre había compuesto algunos números que le habían grabado Juan José Ramírez “Fantasmita” y que después con la Orquesta de los Hermanos Palau y con arreglos de René Hernández, "Fantasmita" le graba El telefonito, que se convertiría en tema símbolo de El Tata, posteriormente grabado por el Conjunto Casino con Nelo Sosa, Kiko Mendive, Trío Servando Díaz, Orlando Guerra “Cascarita”, Chuy Reyes y su Orquesta con Tony Gary y la orquesta de Willie Colón con Rubén Blades.

El rey de la rumba y el guaguancó inició su carrera artística en el barrio habanero de Jesús María. Su primera obra musical fue Tambó, una rumba que sería grabada por Miguelito Valdés, Novo Morales y la orquesta Casino de la Playa, entre otros, y en el cine fue incluida en varias cintas, como Pescadora, con Ninón Sevilla, e incorporada por Oscar de León a su repertorio.

Músicos excepcionales como Bola de Nieve, el Cuarteto Hatuey, la Orquesta Caribe, Rita Montaner y el maestro Ernesto Lecuona ya habían estado en México en la década de 1930 y es precisamente el maestro Lecuona quien le dice a los músicos cubanos que recorrieran el mundo y dieran a conocer la música popular y a Silvestre le sugiere México. Silvestre recordaba que él, Chano Pozo, y el hijo de Bienvenido León, entre otros, le dieron la bienvenida a Jorge Negrete en su visita a Cuba en 1943.

En mayo de 1946, Silvestre llega a México, ciudad donde había vivido breves períodos de tiempo. Se hospeda en un hotel cercano a las emisoras XEW, XEQ y XEB y esa misma tarde al recorrer las calles de Ayuntamiento le gritaban “¡Silvestre, Silvestre! Y al ver quien le gritaba era nada menos que Kiko Mendive, el Muñeco de Chocolate, que lo invita al Salón Smyrna.

En 1947-48 se incorpora a grabaciones con Vicentico Valdés, Humberto Cané , Antar Daly, para los sellos Peerless y Comix (las de Vicentico fueron reimpresas en el sello Tumbao TCD 116). Después vendrían grabaciones para los sellos Columbia, RCA, Mussart, Anfión, etc. En 1948 el maestro Juan Bruno Tarraza arma un auténtico trabuco de ritmo que se presentaba en el teatro Follies y el cabaret Waikiki acompañando a Tongolele, Toña la Negra, Benny Moré, Yeyo Estrada o Kiko Mendive, así como a dos jovencitas recién llegadas a México: Celia Cruz y Elena Burke.

Pero demos los elementos que conformaban dicha agrupación: Humberto Cané, bajo; Enrique Tappam “Tabaquito”, Antonio Díaz Mena “Chocolate”, Silvestre Méndez, Justi Barreto (estos dos hermanos de sangre), percusión; Manolo Berrio, Alejandro Cardona, Lucas Hernández y “Caramelo”, en las trompetas; Benny Moré, voz (en ocasiones sustituido por Mendive o Estrada). Lamentablemente esta agrupación no dejo grabaciones discográficas, pero podemos deleitarnos con sus interpretaciones en películas como En cada puerto un amor, de 1949, y Novia a la medida, también de 1949 y con escenas musicales a cargo de Benny Moré y Dámaso Pérez Prado, entre otros.

A fines de 1948 el furor del mambo empieza a sentirse en México, y es Chucho Rodríguez el primero en grabar en México temas de Pérez Prado para el sello Peerless. En la RCA le graban México lindo y Mike el vacilador, en la voz de Mendive. Benny Moré, la voz de oro de Cuba, con Pérez Prado le graba el mambo Tocineta y Yiri yiri bon, entre otros. Un tema suyo titulado La tumba soy yo, grabado por la Orquesta de Memo Salamanca, para Silvestre resultó una grabación magnífica, mucho mejor que la que realizada en New York en el LP titulado Oriza. Otros discos importantes lo hace para la Columbia, con la crema y nata de músicos cubanos en México como Mariano Oxamanedi, Alberto Aroche, Oscar O´Farrill "Florecita", Manolo Berrio, Eduardo Periquet, Clemente Piquero “Chicho”, Modesto Durán, Ramón Castro, Kiko Mendive, Yeyo Estrada, Humberto Cané, Homero Jiménez, Andresito López “Mucha trampa”, Enrique Tappam “Tabaquito” y Daniel de la Vega (estos dos mexicanos).

Como bailador, Silvestre Méndez fue único y esto se aprecia en algunos filmes de Juan Orol o en su participación con las llamadas rumberas del cine nacional. Las mezclas de Silvestre con algo de jazz se dan en algunas grabaciones o en filmes como Ritmos del Caribe, de 1950. La popularidad de Silvestre era enorme y sus temas se los graban Tito Rodríguez, Panchito Riset, Tito Puente, el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, Celia Cruz y la Sonora Matancera y Lobo y Melón. Peret, el padre de la rumba catalana, le graba Mi bomba sonó. Un disco magnífico, con ocho temas, lo graba en New York con el título Changó. En ese disco, calificado de 'salvaje' por Silvestre, se reúnen los talentos de Mongo Santamaría, Antar Daly, Marcelino y otros de la pandilla cubana.

Platicar con Silvestre Méndez era toda una secuencia de historias sobre música. Cuando le decíamos: escucha este tema con tal interprete, nos decía “no, el no me grabó ese tema”, pero al escucharlo veíamos que por sus mejillas rodaban lágrimas, que le traían recuerdos con alegrías o tristezas. Cuando uno lo visitaba, veía las paredes de su casa tapizadas de fotografías de músicos legendarios. En su habitación tenía el altar de 'Babalú', dedicado a San Lázaro, su santo.

El director de cine José Barberena Pérez realizó en 1999 un documental titulado de México a La Habana: semblanza de Silvestre Méndez, que no fue del agrado de algunos, pero que constituye un testimonio importante sobre la trayectoria de este genial músico. Ahí encontramos comentarios de Dionisio Sánchez Alvarado, conductor del programa radiofónico Sábado, ritmo y sabor, del músico Carlos Tercero; los maestros Memo Salamanca y Mario Ruiz Armengol ; Juan Jose Ramírez “Fantasmita”; Fellove, Pepe Arévalo, Tabaquito, Tongolele, Amalia Aguilar, y el musicólogo Luis Rovira Martínez.

Durante toda su vida se desempeñó como artista: compositor, músico, cantante, bailarín y actor. Fue un buen deportista, practicaba natación, tenis, campo y pista. Tenía un carácter apacible, era sociable y alegre. Le gustaba compartir con los amigos y aprender todo lo que estuviera a su alcance en cada instante de su vida. Escuchaba todo tipo de música.

La obra que le dió mayores satisfacciones es Yiri Yiri Bon porque parece haber logrado en la letra la descripción de muchas costumbres típicas y tradiciones populares de Cuba. Esta canción fue grabada por diversos artistas, entre ellos Benny Moré, Celia Cruz, Angelita Castani y otros. También fue incluida en películas como Cuando levanta la niebla, con Arturo de Córdoba y María Elena Márquez, donde es interpretada por el Silvestre Méndez y su Conjunto.

La Sociedad de Autores y Compositores de México tiene registradas más de 90 canciones compuestas por Silvestre Méndez. Además de las ya mencionadas, se encuentran, entre otras, Soy rumbero, Cuba es así, México lindo, Malambo, Matilde ven, Negra sensual, Pero qué suegro, Doroteo, No sé qué, Clotilde y el bolero Qué te pasó.

Silvestre recibió diversos reconocimientos por su trayectoria artística, entre ellos el del Canal 11 de la Ciudad de México, a través del programa Soneros, al que fue invitado con su conjunto y sus canciones; lo acompañaron también Tongolele y Ninón Sevilla. El 17 de julio de 1965 la Cruz Roja Mexicana le otorgó un diploma. Su nombre fue incluido entre los autores y compositores que la Promotora Hispano Americana de Música reconoció por el cincuentenario de su fundación.

Se cuenta que la primera vez que Méndez visitó los estudios cinematográficos Churubusco, entró a ver la filmación de la película Marco Antonio y Cleopatra. Unos minutos después, hicieron un receso y el cubano comenzó a interpretar una rumba. El director de cine Roberto Gavaldón lo vio, y una vez que regresaron a continuar la filmación, lo invitó a bailar con María Antonieta Pons, en una escena que tuvo una duración de cerca de tres minutos. La primera vez que Dizzy Gillespie viajó a México, para actuar en el Palacio de Bellas Artes con su orquesta, cuando tocaron Manteca, de Chano Pozo, invitó a Silvestre a que se les uniera.

Silvestre Méndez se hizo ciudadano mexicano y falleció en la Ciudad de México el 8 enero de 1997.

Marcos Salazar Gutiérrez
Tomado del blog DCubanos.

Video: La actriz y bailarina mexicana Meche Barba (1922-2000) y el cubano Silvestre Méndez, bailando Fíjate qué suave, guaracha interpretada por Benny Moré que lleva el mismo título de una película estrenada en 1947 en México. Pero el video no parece que sea de una escena de esa cinta.

Leer también: Músicos cubanos en México (1930-1950), escrito con la colaboración de Silvestre Méndez.

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