Después que usted pasa la barriada de La Víbora, a 25 minutos en automóvil del centro de La Habana, transitando por la angosta y sucia Calzada de Diez de Octubre llegará al crucero de La Palma, un lugar donde confluyen cuatro vías importantes de la capital. A poco más de un kilómetro de la concurrida intersección, se encuentra La Lira, un distrito de casas bajas y feas, algunas a medio a construir con sus paredes en el puro repello, en el municipio Arroyo Naranjo, uno de los más violentos de la capital.
“Al día siguiente que el gobierno prohibió aceptar dólares, un montón de gente apostó una pasta gorda a varios números o combinaciones de números relacionadas con dinero en la charada china. Varios clientes tuvieron suerte y se ganaron un baro larguísimo”, cuenta Jesús, ex jefe de sector de la policía que ahora se dedica a recoger apuestas en el negocio de la bolita, una popular lotería ilegal que funciona en Cuba y ha sobrevivido a cambios de gobiernos, huracanes, redadas policiales y crisis económicas.
La bolita es casi el deporte nacional en la Isla. Aunque es clandestino, como el Paquete y la venta de alimentos robados en almacenes estatales, el engranaje funciona tan exacto como un reloj suizo. Se juega del uno al cien y cada número tiene diversos significados. Se premian tres números. Uno fijo, por el cual se paga cien pesos o más -de acuerdo al poderío económico del banco- por cada peso apostado y dos corridos, a veinticinco o treinta pesos. También se juega el parlé, una combinación de dos números, que si salen ambos, el jugador gana entre 900 y mil pesos por cada peso apostado.
En la bolita habanera, explica Jesús, se acepta cualquier moneda. “Euros, libras esterlinas, francos suizos... También transferencias bancarias. En el caso del billete verde, el banquero le ponía un valor superior a como se cotizaba en la calle. Si estaba a 70 pesos el dólar, el banco lo valoraba a 75. Algunas personas que tenían ‘fulas’ se jugaban una buena cantidad intentando ganar miles de pesos. En estos días, después de la medida dictada por el gobierno, seguimos aceptando dólares. Ahora valoramos un dólar a 70 pesos. Y muchísima gente está pagando en dólares. Después del día 21, cuando los bancos estatales no acepten más dólares, lo vamos a valorar a 60. El dólar siempre será macho. Recuerda que la mayor parte de los emigrados cubanos están en Estados Unidos. Y vale en cualquier parte del mundo”.
Ahora mismo, el tema de conversación en Cuba es la suspensión temporal del régimen a aceptar dólares estadounidenses en su sistema bancario. En una encuesta exprés entre 44 personas. Veintitrés reciben remesas de Estados Unidos, nueve de España, Italia y otros países de Europa o América Latina y los doce restantes no reciben dinero del extranjero. Las 32 personas que reciben remesas, coinciden que es una medida arbitraria, no frenará la devaluación del peso cubano y acelerará la inflación. A continuación, opiniones de cuatro encuestados.
Niurka, ama de casa, piensa que “quizás el dólar baje su valor, pero jamás a los 24 pesos que paga el gobierno. ¿Qué va suceder? Que los parientes en Estados Unidos enviarán el dinero en otra divisa, preferentemente euros, porque después del 21 de junio, un euro, que ahora vale 80 pesos, costará 120 pesos o más”.
Josuán, taxista particular, considera que la estrategia del régimen es pésima por donde quiere que se le mire. “Han sustituido una moneda fuerte por otra. Con la diferencia que en Cuba entra diez veces más dólares que euros. Lo que va a pasar es que el dólar se cotizará entre 50 y 60 pesos, pues la gente que viaja para comprar pacotillas lo va a necesitar y los que guardan sus ahorros debajo del colchón van optar por utilizar el dólar como moneda refugio”.
Las nueve personas que no reciben divisas extranjeras, con diversos matices, concuerdan que el problema no es el dólar. “El culpable es el gobierno. Deben cerrar las tiendas en MLC (moneda libremente convertible) y vender en pesos. ¿En qué país del mundo usted trabaja y cobra en una moneda y tiene que comprar los alimentos y bienes en otra? Es inadmisible. Después el gobierno acusa de anexionistas a los disidentes, pero si alguien está subvalorando a nuestra moneda es el régimen”, razona Saúl, jubilado.
Quienes no reciben remesas creen que con esta nueva medida les será más difícil y costoso adquirir divisas para comprar productos de primera necesidad en las tiendas MLC. “Entre pagar la luz y comprar la poca mierda que venden de comida se nos va el nuevo salario. La inflación se lo ha desayunado. Si en enero mi salario de 4 mil pesos equivalía a 100 dólares en el mercado negro, porque los bancos del Estado jamás han vendido divisas, en estos momentos mi salario se reduce a 50 dólares. Y como ahora con el euro seguirá subiendo, al final no me alcanzará ni para comprar una botella de aceite en la shopping”, alega Mario, chofer de una empresa estatal.
Un funcionario bancario aclara que “se seguirán aceptando las transferencias de dólares desde el exterior, aunque desde Estados Unidos no se puede hacer directamente. Pero los cubanos residentes en el extranjero ya están buscando mecanismos para ingresar euros en las tarjetas MLC a sus parientes. Cuando ellos vengan de visita a Cuba tendrán que venir con otra moneda. La estrategia del gobierno es que no circulen divisas en efectivo. Próximamente se van a implementar tarjetas, con diversos valores, destinadas a los turistas”. Dos especialistas consultados consideran que la medida es un despropósito.
Carlos, sociólogo, cree que “con esta normativa el gobierno está enviando un mensaje preocupante a los futuros inversionistas foráneos. Evidencia que nunca serán un socio serio y es una forma de decir que la Tarea Ordenamiento ha sido un fracaso. Además, ¿cómo quieren que inviertan los cubanos residentes en Estados Unidos cuándo prohíben el uso del dólar en efectivo? Es una medida más política que económica. Es un intento de presionar al gobierno de Joe Biden para que reabra las Western Union y autorice una forma legal de enviar remesas a las instituciones estatales. No importa si son militares o civiles, siempre les va a propiciar amplias ganancias al régimen”.
Gustavo, economista, cataloga la medida de muy contradictoria. “Decir que tienen las arcas desbordadas de dólares y que los empresarios extranjeros no los quieren aceptar por las leyes del embargo y la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas, no es una completa mentira, pero es una manipulación atroz de la realidad. El gobierno debiera saber que no estamos en el siglo XX, donde debido al férreo control de la información, muchos cubanos estábamos desinformados. Actualmente es muy simple destrozar esa tesis. ¿Si es así, por qué no compran con esos dólares en efectivo alimentos y medicinas directamente a Estados Unidos, que tiene autorización para vendernos ese tipo de productos? ¿No dice el gobierno que por culpa del bloqueo tienen que comprar los alimentos, materias primas y medicinas más caros porque no pueden acceder al mercado estadounidense? Que aprovechen esa autorización y compren alimentos y medicinas en Estados Unidos. La ganancia sería doble, más barato, y les serviría para crear un lobby poderoso entre los agricultores y empresarios estadounidenses que exportan alimentos".
La evidencia de que Cuba puede exportar alimentos desde Estados Unidos es el pollo congelado. Todo el que se consume en el país es Made in USA. "¿Por qué no compran otros alimentos como pescado, carne de res y harina de trigo?”, se pregunta Gustavo y él mismo responde: "La realidad es que el gobierno está en bancarrota y utiliza esa opción para recoger efectivo. Días antes de implementar esa medida, el primer viceministro Ricardo Cabrisas viajó a Francia y se reunió con acreedores del Club de Paris para renegociar la deuda. Se sabe que en 2022 debemos pagar 200 millones de dólares. Probablemente el régimen recaude ese dinero gracias a las remesas de los emigrados”.
La impopular medida fue anunciada el jueves 10 de junio y el lunes 14, en bancos habaneros habían colas para depositar dólares en tarjetas MLC. Uno de ellos Osvaldo, barbero, dice que “solo va a guardar una parte, porque dentro de un mes las transferencias de una tarjeta MLC a otra persona que no tenga divisas, se cotizará por las nubes. No dudo que un dólar o euro en la tarjeta pueda costar hasta 200 pesos antes del fin de año”.
Otros como Leandro, cuentapropista, prefiere tener el dinero a buen recaudo en su casa, a esperar que pase el temporal. “Estoy seguro que cuando el gobierno vea que la gente vende la divisa cuatro o cinco veces más cara que como la pagan sus bancos, van a prohibir las transferencias de tarjeta a tarjeta. Incluso son capaces de volver a ilegalizar la tenencia de divisas. Ellos (los del régimen) son mafiosos”.
Mientras, los cubanos de a pie no sólo se sienten peones de ajedrez en el pulso político que sostiene el Palacio de la Revolución en La Habana con la Casa Blanca en Washington, también unos damnificados en esta nueva 'guerra de la moneda'. Como siempre.
Iván García
Foto: Tomada de Bild.
Foto: Tomada de Bild.
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