Hay cubanos en la Isla que sienten temor por la alternativa de ir a la cárcel.
Se sabe que allá la prisión es un espacio donde predominan las golpizas, la humillación, el maltrato y, desde luego, los rostros diversos de la muerte. Por lo tanto, es natural y aceptable ese desasosiego por los calabozos. Eso sí, el miedo realmente desconcertante y grave que se siente en Cuba, es el que experimentan quienes sostienen la dictadura. Ellos le tienen miedo a la libertad.
Los gorilas que ejercen el poder y sus cómplices, que se mueven en todos planos de la sociedad, tienen la función fundamental de reprimir a los opositores pacíficos y al periodismo independiente. Ese trabajo sucio los convierte, de manera automática, en gente que rechaza directamente la existencia de un país libre y democrático.
Esos personajillos, encabezados por la cuadrilla al mando, le tienen miedo a la libertad porque no gobernará una corriente política cuya ideología son los revólveres. Estarán en el poder verdadero las instituciones establecidas después de unas elecciones ejemplares, en las que puedan participar todas las tendencias de pensamiento.
El principio básico de las autoridades no será el de mantenerse a toda costa con la batuta en la mano por una eternidad. Dirigirán la nación, con respeto para cualquier esquema de ideas, personas defensoras de las libertades individuales, los derechos humanos y la filosofía de cada ciudadano. Al mismo tiempo, la conducción del país luchará por el progreso, el desarrollo económico y el bienestar de los ciudadanos.
Claro que esta realidad es ahora mismo un sueño. Lo que pasa es que se trata de un sueño que sueña mucha gente y en muchas partes de Oriente a Pinar del Río. Ese ideal tiene vigor en lo que piensa el sacerdote camagüeyano Alberto Reyes Pías.
“Esperamos unas calles llenas de gente feliz y no de agentes policiales listos para reprimir el menor desliz”, dice el cura. “Esperamos disfrutar de esa sensación gratificante de pueblo adulto, que lucha unido, para construir un presente digno sin la tutela de un Estado, que no acaba de entender que su función no es la de agente de control totalitario, sino la de ayudar a los ciudadanos a ser más libres y capaces.”
Es natural estar inquieto y prevenido por ir a parar a una cárcel llena de violencia, hambre y torturas. Reyes Pías puede terminar en prisión por esa ensoñación. Ahora bien, lo más dramático es tenerle miedo a esa ilusión y al mundo libre que retrata.
Raúl Rivero
Blog de la Fundacion Nacional Cubano-Americana.
Foto: Tomada del Facebook del sacerdote Alberto Reyes.
Nota.- Recientemente, el sacerdote Kenny Fernández Delgado, párroco de la Iglesia de Madruga, uno de los once municipios de la provincia de Mayabeque, pidió no callar ante lo mal hecho por el gobierno cubano. "Le decimos al pueblo, en nombre de Jesús, nuestro Dios, que si guarda silencio ante las injusticias de un Gobierno, cualquiera que sea, será cómplice de las injusticias de ese Gobierno", dijo el domingo en la homilía "Jesucristo, niño contra Herodes, el dictador", que compartió íntegra en Facebook. Fernández Delgado se une a otros sacerdotes, como Alberto Reyes Pías y el diácono salesiano Maykel Gómez Hernández, quienes también públicamente han pedido más derechos y libertades en Cuba.
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