Cuenta una amiga de Yenislais Lara Hernández, 27 años, residente en el poblado del Wajay, municipio Boyeros, al sur de La Habana, que la noche antes de que su ex pareja la asesinara, le prometió a Yenislais regalarle un cake de nata por su cumpleaños.
“Ella hubiera cumplido 28 años el 11 de marzo de 2021. Estaba agobiada por el estrés cotidiano, la atención a los hijos y los altos precios de la comida. Debido a la pandemia, los bares y centros nocturnos estaban cerrados. No pensaba celebrar su cumpleaños. La animé. Le dije que le haría un cake, compraríamos algunas cervezas y lo festejaríamos juntas. Fue la última vez que la vi”, recuerda su amiga.
En la noche del 3 de marzo, Yenislais se encontraba en su casa, cuando su ex pareja y padre de su hijo de cinco años, alias “El Boca”, llegó con un machete y le produjo múltiples heridas graves. En la madrugada del 4 de marzo, tras varias horas en el quirófano, falleció. Según su amiga, ella había hecho varias denuncias en la unidad policial de la zona. Nunca le dieron seguimiento a su caso.
El pasado 8 diciembre el Observatorio de Violencia de Género de la revista feminista Alas Tensas, reportó la muerte violenta de una mujer de aproximadamente 40 años llamada Yoanka, asesinada por su pareja en La Habana. La víctima era vecina del reparto Ciudamar, en el municipio habanero de San Miguel de Padrón. Tenía tres hijos bajo su cuidado, informó la plataforma en sus redes sociales.
Al menos 32 mujeres han sido víctimas de feminicidios en Cuba en 2021, una cifra superior a la de 2020, cuando se reportaron 25 casos. En la Isla no está tipificado el feminicidio dentro del Código Penal ni se ha aprobado una Ley Integral contra la violencia de género. En 2019, un grupo de cuarenta mujeres solicitó a la Asamblea Nacional del Poder Popular elaborar una ley exhaustiva contra la violencia de género, en un país en el que cuatro de cada diez mujeres reconocen haber sufrido maltrato.
Dinorah, 56 años, sufrió golpizas, quemaduras con colillas de cigarros y fue forzada a tener sexo con su ex pareja durante ocho años. “Cada vez que tenía un mal día o se emborrachaba descargaba, su frustración conmigo. Al principio de estar casados, estuvo preso por robo con fuerza. Yo iba a todas sus visitas y pabellones, como en Cuba le dicen a los encuentros matrimoniales en las cárceles. Cuando salió de la cárcel era otra persona. Por cualquier motivo me daba con una manguera de goma tremendas golpizas. Hasta un día que le prendí candela y murió producto de las quemaduras. Fui sancionada a 15 años y cumplí nueve. Entré con 32 años y salí con 41. Perdí toda la dentadura en la prisión por falta de vitaminas. Ese hombre me desgració mi vida”, confiesa Dinorah a Diario Las Américas.
Rita, 29 años, reconoce que su gran error, fue “aceptar la primera golpiza de mi antiguo esposo. Luego las palizas y ofensas verbales eran casi a diario. Lo denuncié a la policía varias veces. Siempre me decían lo mismo. Entre marido y mujer la policía no se mete. Una mañana recogí mis cosas y me fui. Mi ex pareja me acosaba a donde quiera que fuera. Me amenazaba que si estaba con otro hombre me mataría. La policía lo único que hizo fue advertirle. Por suerte la sangre no llegó al río”.
Carlos, sociólogo, considera que las “leyes en Cuba son muy laxas en materia de violencia doméstica y acoso sexual. De hecho, no existe una ley con la violencia machista y no se prevé hasta 2026. Solo en caso de violación sexual o asesinato es que las leyes sancionan con rigor. Por ejemplo, los tocamientos a mujeres sin su consentimiento raramente son advertidos o multados. La masturbación en la vía pública sigue siendo un deporte para algunos hombres. Les ponen multas de 60 o 120 pesos. Solo en casos reiterados o que la victima fuera menor de edad, entonces al perpetrador lo sancionan con un año de privación de libertad. Demasiada permisividad”.
Un día sí y otro también, Tatiana, alumna de preuniversitario, sufre el acoso sexual cuando va rumbo a la escuela. “Lo mismo se ponen a masturbarse en la entrada de un edificio, detrás de un árbol que te persiguen por todo el trayecto. Es asqueroso. Los padres de muchas alumnas han hecho la denuncia y nada. Es una plaga”.
Saily, estudiante de lenguas extranjeras, apunta que “incluso dentro de la guagua hay tipos disparando (masturbándose). Una vez me tiraron el semen encima de la ropa. Por la noche las mujeres no pueden caminar por el trayecto de la Calle G, al fondo de la antigua cárcel El Príncipe, o por la calle adyacente al hospital Calixto García. Los pajusos se suben hasta encima de los arboles. Si sale una Dama de Blanco con un cartel contra el gobierno enseguida aparecen segurosos para detenerla. Pero en el caso de los masturbadores públicos, la policía brilla por su ausencia”.
En los cines sucede igual. Noemí, ama de casa, comenta que por eso ya no va al cine. “Es un hobby de algunos aberrados masturbase de manera agresiva, lo mismo en el asiento de al lado que detrás de ti. Eso viene sucediendo años tras años y las autoridades no hacen nada”.
El 8 de diciembre, la revista El Estornudo, publicaba la denuncia de cinco mujeres por acoso sexual al trovador Fernando Bécquer. Con el pretexto de hacerle un rito religioso Bécquer, en contra de la voluntad de las víctimas, se masturbaba o les practicaba sexo oral. Redactado por el periodista Mario Luis Reyes, el texto tuvo una amplia repercusión dentro y fuera de Cuba.
Algunas mujeres ya habían denunciado al trovador ante la Fiscalía. El tribunal dio la callada por respuesta. Bécquer es partidario del régimen castrista. Un instructor policial consultado opina que “es más que suficiente, mientras no comete un delito grave, para quedar impune y no ser procesado. Lo mismo le pasó al artista plástico Kcho que supuestamente tuvo sexo con una menor de edad, o Maradona, que bajo la anuencia del gobierno y de Fidel, se le permitió tener relaciones con una niña de 15 años e incluso, sin el permiso de sus padres, autorizarla a viajar a Argentina a hacerse una cirugía en los senos. Cuando hace un tiempo una patrulla de policía violó a dos menores de edad, si fueron sentenciados fue gracias a la presión popular en las redes sociales”.
Mayda, quien fuera secretaria de un alto directivo de turismo, reconoce que el acoso sexual a las mujeres por parte de dirigentes, sean del partido, poder popular o militares de cualquier jerarquía, es “algo habitual en Cuba, en todas las provincias y a todos los niveles. Muchos dirigentes y funcionarios consideran que las caricias indebidas, tocarte los pechos y los glúteos sin tu consentimiento, forman parte de un derecho de pernada, como si todavía viviéramos en el feudalismo. Las denuncias son en vano, siempre caen en saco roto. Es demasiado el machismo y la tapadera entre los hombres. Si insistes, puedes perder el trabajo. En Cuba la inmensa mayoría de las mujeres tenemos miedo a denunciar, pues con una facilidad pasmosa pasamos de víctimas a acusadas”.
En las redes sociales se ha desencadenado un gran apoyo a las mujeres que se han atrevido a denunciar los abusos sexuales de Fernando Bécquer. Incluso amigos del trovador se han solidarizado con las denunciantes. El #METOO cubano ha echado a andar. Si el régimen y sus instituciones no protegen a nuestras niñas, jóvenes y mujeres, la sociedad civil independiente y movimientos como #YOSITECREO, seguirán denunciando la violencia machista, los abusos, maltratos físicos y psíquicos donde quiera que se produzcan.
Iván García
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