Los mandamases que pretenden ser la continuidad del régimen de Fidel Castro, han conseguido serlo en la tozuda insistencia en los disparates y las políticas fallidas. Y también en cuanto a los bandazos económicos.
En el que están a punto de empeñarse ahora, supera a los más abruptos de los que dio el Comandante: un programa de reformas para transformar la economía cubana basándose en el desarrollo de la empresa privada y tomando como modelo a la Rusia de Vladimir Putin.
Lo anunció a la agencia Interfax, luego de la reunión que sostuviera con el presidente y primer secretario del Partido Comunista cubano Miguel Díaz-Canel, el economista ruso Boris Titov, un empresario millonario que se define como “liberal de derecha”, y que es uno de los principales asesores del presidente Putin.
El programa de reformas será asesorado por el Instituto de la Economía de Crecimiento Stolypin, un think tank creado en 2016 que lleva el nombre de Piotr Stolypin, quien fuera premier y ministro del Interior del zar Alejandro II hasta su muerte, ocurrida en un atentado cometido por revolucionarios, en 1911.
No se sabe cómo rayos digerir esto. ¿Desarrollo de la empresa privada cuando más hablan los mandamases castristas de fortalecer y privatizar la empresa estatal socialista? ¿Reformas proto-capitalistas asesoradas por un think tank conservador que lleva el nombre de un premier zarista que, aunque emprendió reformas en la agricultura rusa, se opuso ferozmente a toda liberalización política y fue un represor tan sanguinario como ministro del Interior, que se decía que a los que ahorcaban les ponían “la corbata de Stolypin”?
¿No sería el socialismo de mercado chino o el vietnamita más afín con el discurso socialista al que se mantienen aferrados los mandamases del neocastrismo? Con este golpe de timón a la derecha, ¿qué será de la irreversibilidad e intangibilidad del sistema socialista que dice la constitución cubana?
No deberían estar consternados con este giro a la derecha los ilusos que todavía esperaban por un socialismo participativo y democrático. Esta jugada putinesca se veía venir. Ahora, los oligarcas en ciernes de GAESA y los burócratas mafiosos cómplices suyos no tendrán que disimular la piñata, ni desgastarse hablando de justicia social y otras zarandajas en las que nunca creyeron.
¿Cómo se sentirán, si los privan del discurso marxista-leninista, los ancianitos retranqueros y demás fósiles de la ortodoxia comunista que quedan en el Comité Central y el Buró Político? Porque ellos no están engañados como el puñado de zoquetes que todavía creen que la Rusia que agrede a Ucrania y aspira a reconquistar su imperio sigue siendo la Unión Soviética.
Ellos saben que Rusia es capitalista, que lo único en común que tiene Putin con los comunistas es el desprecio a la democracia y el odio a los Estados Unidos. Es más, no tienen dudas de que Putin está mucho más cerca del fascismo que del comunismo, y de que es un gran hijo de puta, solo que es su hijo de puta, el que les conviene tener de aliado, problemas ideológicos aparte, a ver si los ayuda a salir del atolladero en que están metidos.
Si la Rusia de Putin va a ser el modelo de las reformas que se proponen emprender los mandamases de la continuidad, ya sabemos lo que viene.
Les cuento cómo será el remake cubano de la película rusa: vendrán las privatizaciones y los militarotes de las FAR y el MININT se meterán a empresarios. Los principales jefazos comunistas se convertirán en millonarios oligarcas que salpicarán a sus allegados y seguirán exprimiendo al pueblo.
El problema es que, a diferencia de Rusia, donde había mucho para robar, en Cuba, luego de 64 años de desastres, apenas habrá qué repartirse en la piñata. Si acaso, poco más que las remesas de los emigrados, el dinero del turismo y de los médicos alquilados. Así que ya veremos.
Luis Cino
Cubanet, 24 de enero de 2023.
Foto: Cartel en La Habana saluda la visita de Vladimir Putin a Cuba en diciembre del 2000. Catorce años después, en julio de 2014, viajaba de nuevo a la isla. Imagen tomada de CubaNet.
Leer también: Cambio fraude aliñado con salsa rusa.
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