Con los primeros golpes de mandarria al Muro de Berlín en 1989, comenzó a derrumbarse la estructura del totalitarismo en Europa y a disolverse, en un proceso vertiginoso, la retórica del bloque socialista y sus satélites. Ese lenguaje infernal traducido de los manuales soviéticos no tiene espacio ya ni en los países que juran y perjuran que quieren construir el comunismo.
Aquella palabrería que se usaba para pronunciar todos los discursos y escribir los panfletos de los medios oficiales está relegada a los cursos de adoctrinamiento y al fervor de las generaciones de militantes viejos y retirados que, por ejemplo en Cuba, produjo casos como el de un boxeador de peso ligero que se llama Stalin Pérez o el de un señor bautizado como Lenin de la Caridad del Cobre, por si acaso.
Los países que continúan, al menos en el plano teórico, con la filosofía de alcanzar un paraíso obrero, se han apropiado de los mecanismos del capitalismo y del vocabulario, también empalagoso, de ese sistema.
El presidente venezolano Nicolás Maduro viajó a China para que los camaradas le hicieran un préstamo de 5.000 millones de dólares. Firmaron 27 acuerdos en diferentes áreas de desarrollo y sellaron lo que el dirigente llamó una alianza estratégica de desarrollo porque «China es una superpotencia y no se plantea ser un imperio». La oposición venezolana denunció que Maduro y su comitiva viajaron a Pekín en un avión del Gobierno de Cuba por el que tenían que pagar 250.000 dólares diarios.
Los compañeros caribeños también fueron a China. Enviaron a Isidoro Malmierca, ministro de Comercio Exterior, a invitar a los empresarios a invertir en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, un proyecto apoyado por un préstamo de 900 millones de dólares de Brasil mediante una gestión conjunta de Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Está ubicada muy cerca de La Habana y Malmierca aseguró que las compañías chinas tienen mucho potencial para establecerse allí en un «favorable ambiente de negocios en Cuba, con un marco legal seguro y transparente, una buena infraestructura portuaria, vial, ferroviaria y de comunicaciones».
Dinero puro. Negocios, inversiones, deudas, desarrollo, elementos de una prosa en la que no se puede deslizar, ni por cortesía con los nostálgicos, un párrafo sobre las virtudes del internacionalismo proletario.
Raúl Rivero (1945-2021)
El Mundo, 27 de septiembre de 2013.
Foto: Caída del Muro de Berlín, noviembre de 1989. Tomada del blog El ucabista.
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