La escasez de alimentos para los grandes sectores de la población y la falta de medicamentos importantes para los enfermos en Cuba dura ya sesenta años y tiene un porvenir oficial garantizado: los generales que dirigen la dictadura y siguen viendo afligidos y nostálgicos a la Unión Soviética, deciden comprarle a Rusia 50 millones de dólares en cachivaches para renovar la chatarra de guerra, llevar nuevos tanques al territorio así como otras máquinas militares, adquirir armas de fuego y poner a volar sobre la isla nuevos helicópteros.
Informaciones publicadas en la prensa rusa sobre el tema, aseguran que la burocracia militar podrá seleccionar qué tipo de armamento comprará dentro de la estructura de un programa de cooperación que incluye el período de 2016 a 2020. El acuerdo se firmó en La Habana por Yuri Borísov, viceministro de Defensa de Rusia y su compadre Ricardo Cabrisas Ruíz, vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba.
Ya el año pasado, el director de la agencia estatal rusa de importación y exportación de material de defensa, Alexander Mijeev, había anunciado que la Isla quería modernizar su obsoleto arsenal y dejó entrever que se podrían firmar otros contratos.
Como debe suponerse, no hay detalles de los documentos suscritos ahora en la capital cubana, pero el periódico Komersant aseguró que se firmarán al menos 60 proyectos de cooperación, mientras la revista Sputnik deja bien claro que la gestión comercial se hacía mediante un nuevo crédito otorgado por los rusos a sus colegas antillanos.
Un acuerdo de este tipo no se firmaba desde 2009, que después se renovó por los años siguientes y en 2016 los dos gobiernos hicieron una negociación para reparar y reconstruir helicópteros soviéticos que ya operaban en el Caribe.
Los avispados jefes de verde olivo saben muy bien que nadie invadirá ni atacará la nación, pero los nuevos chirimbolos, por pocos que sean, engrasados y relucientes, reiteran el recado de que son ellos los que tienen el poder y los recursos, las armas, los cañones y las metralletas para reprimir y mantenerse en sus palacetes sin necesidad de mover un mueble o bajar una cortina.
Raúl Rivero
Blog de la FNCA, 30 de octubre de 2018.Foto: Tomada de Cuba modifica sus BTR-60 para portar un cañón de 115 mm.
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