Pocos países cuentan con una relación económica con el ejército como la de Cuba.
Empecemos imaginando que un emigrante vuelve a la Isla y quiere tener atenciones con su familia. Una cena, digamos, algo a tono con la ocasión: el regreso transitorio del pariente con los suyos, después de su larga temporada afuera.
Tendrá, primero, que ir por la vitualla: la nevera de casa, suele pasar, es un terreno yermo, lagrimeando hielo. El pariente se aprovisiona en una TRD (tienda recuperadora de divisas), consigue el postre en una dulcería Doña Neli, añade a la bolsa helados Bim Bom, de CIMEX. Al rato estaciona el auto rentado frente a un quiosco de la cadena Panamericana y compra ron, un asiduo de los festejos.
Presumamos que le atrajo una prenda de la joyería Coral Negro, porque hace buen juego con el vestido favorito de su madre. Enseguida se dirige a comprarla, pero se quedó sin combustible en el depósito. Reposta en una gasolinera Oro Negro. De ahí mismo, llama a Fincimex para renovar un contrato de remesas. La semana próxima, ya fuera del país, mandará también por Cuba Pack International los regalos que se olvidó de traer a este viaje.
Como otros millones de visitantes anuales, nuestro personaje no sospecha que los fondos que ha ido depositando en cada uno de sus actos, del auto rentado a las golosinas y joyas, irán al monto inextricable de GAESA. Y si estuviera enterado, no alteraría nada. Ni él, ni otro cubano o extranjero reales, tienen salida.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) ejercen un control monopólico en el país. Con la absorción de la empresa CIMEX, GAESA administra todas las estaciones Oro Negro, y los servicentros CUPET-CIMEX, de los cuales solo en la provincia de Camagüey, la más grande del país, una fuente administrativa afirma que funcionan más de 100. Algunos se encuentran en extensas carreteras o avenidas transitadas, junto a oficinas de FINCIMEX o cafeterías El Rápido, y no les falta la camaradería de una tienda Panamericana, asistida por una flota automotriz propia: TRANSCIMEX.
Además de su presencia notable en la vía pública, CIMEX instala televisión satelital a través de la compañía Telecable; su división inmobiliaria administra oficinas y espacios de renta para negocios y hospedaje; y ofrece ventas por catálogo online a este sector. Su gran negocio, en cambio, depende del transeúnte cubano. Entre marzo de 2014 y enero de 2015, la red de comercio interior vendió 32,4 millones de cuc (peso convertible), lo cual es solo una décima parte de las ventas de ese plazo.
Suele manejarse el criterio de que GAESA controla el 60% de la economía cubana, una cifra naturalmente especulativa y sin asiento. Un economista, a cuyo pedido de anonimato respondemos de aquí en adelante, explica: "Tampoco hay que caer en las trampas de los datos. Cuando se menciona que los militares se han apropiado del 5% o del 60% de la economía cubana, no se sabe a qué exactamente se refieren. Para hacer esta medición hay muchos indicadores a considerar: PIB, empleo, exportaciones, inversiones o activos fijos, y ninguno de ellos se refleja. Es la imprecisión más grande que se puede cometer. No existe manera de medir tales indicadores por la falta de transparencia. La información no es pública ni accesible, detrás del argumento de que lo manejado ahí dentro podría ser secreto de Estado".
Omar Everleny, investigador cubano de Economía, asegura que el grupo empresarial de las FAR tiene hoy una hegemonía, porque, aunque sus fuerzas se expresen más, solo en el turismo y en las tiendas recuperadoras de divisas (TRD), su mayor presencia radica justamente en esas actividades estratégicas. Everleny estima que controlan cerca del 50% de la actividad turística del país, enfatizando en el segmento de sol y playa, pero están aumentando sus cifras en el circuito de ciudad, con atención especial a La Habana. Y añade que más del 95% del mercado minorista en divisas son administrados por ellos, sumado al Banco Financiero Internacional.
"Existe, por el peso económico que tienen las actividades en la que están involucrados, una elevada jerarquización del sector empresarial militar, ya que una gran parte del circuito en divisas extranjeras es controlada por ellos, y es el más importante para el desarrollo de la economía cubana", dice Everleny.
Ovidio de Ángelo, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), entiende que los procedimientos empresariales de las FAR le resultan incoherentes con un modelo económico de sociedad en el que deba prevalecer el acceso de la población y el ejercicio de la ciudadanía. El hecho de que la economía responda a las restricciones propias del ámbito militar complica una acción más intensiva y participativa.
"No es habitual internacionalmente que el sector militar sea el que coordine, dirija o realice la actividad empresarial en una serie de sectores, en el caso nuestro con mayor presencia en el circuito del turismo. Cuál es la razón de que un grupo de empresas del ejército administre la economía civil. Es una pregunta que debería esclarecer la dirección del país", dice el investigador del CIPS.
Las FAR se reservan tantos datos como puedan: ni los censos del país están autorizados a recoger el número real de militares en activo. Dentro de estas influencias políticas, surgió GAESA (Grupo de Administración Empresarial SA). Es el más joven de los grupos nacidos al calor del sistema empresarial del ejército y tiene a sus espaldas tres consanguíneos. Según la Cámara de Comercio, se supeditan directamente a las FAR la Unión Agropecuaria Militar (UAM), el Grupo Empresarial Geocuba -único que tasa y mide el país-, y la Unión de Industria Militar (UIM).
Fuera de los cuatro mencionados, en la siderurgia, opera la camagüeyana Empresa Mixta de Tecnologías Alternativas SA. Y toda compañía que trabaja en Cuba compra explosivos en la Finca La Campana, de Manicaragua, a la Unión Latinoamericana de Explosivos SA (ULAEX, fundada en 1995 y co-operada por Orica Mining Services), de donde son igualmente los fuegos artificiales que animan el cielo nocturno en los carnavales.
GAESA ha sabido mostrarse ubicuo, pero siempre tenuemente. Los medios y documentos oficiales no presentan a GAESA, sino a GAE. Como un Pedro que en su casa es Pedro a secas y, a la hora de los negocios, es Mr. Peter. Si se suprimen las dos últimas letras (SA) se encubren normas por las que se rige una Sociedad Anónima. Por ejemplo, el capital se divide en acciones, de manera que el número de estas es lo que determina el peso político a la hora de tomar decisiones en la sociedad, en lugar de la cantidad de afiliados que suscriban una u otra propuesta. Las acciones son nominativas, además, y se pueden ceder libremente cuando el accionista quiera y a quien quiera.
A la cabeza del monopolio sobresale el nombre de su presidente ejecutivo, el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja quien es, también, miembro del Comité Central del Partido Comunista (PCC), exyerno de Raúl Castro, y padre de su nieto y controvertido escolta personal, Raúl Guillermo. De otros directivos que sea posible exponer, hace cinco años apenas, la prensa cubana hace mención de la coronel Ania Lastre Morera como su vicepresidenta primera.
A fines de los años 80, Fidel Castro quiso entregar armas a un millón de soldados, para salvaguardar a la Isla de una posible agresión bélica por parte de Estados Unidos. El gobierno cubano pidió a Corea del Norte 100 mil fusiles AK, pero necesitaba además generar ingresos que aseguraran la permanencia del ejército.
La citada fuente anónima nos amplía el contexto en que aparece el conglomerado: "Ronald Reagan gobernaba EEUU, revelándose a menudo con una política exterior muy agresiva, de naturaleza anticomunista radical. Se conocía que la URSS estaba agotada económicamente y cabía la posibilidad de que ya no intervinieran con el ejército si EEUU nos agredía. El costo de la defensa del país se traslada, en consecuencia, a las capacidades internas. La doctrina de guerra de todo el pueblo tiene sus derivaciones económicas. Una de ellas, con un elevado costo, fue la construcción de túneles y refugios a lo largo del país, no solo para uso y seguridad de la población, sino también del armamento".
Esto se tradujo en destinar una cantidad importante de recursos con una economía adversa. Raúl Castro, por entonces ministro de las FAR, decide iniciar el conocido proceso de perfeccionamiento empresarial, que adoptaba las técnicas de administración más modernas del mundo, con estudios de operaciones, contabilidad, recursos humanos, etcétera. Durante el llamado Período Especial, fundan la UAM (Unión Agropecuaria Militar), que produce alimentos para unidades y personal en un momento de aguda escasez de comida.
Gaviota, la mayor empresa hotelera cubana, empieza como una empresa menor. Los resultados de estas primeras experiencias de entidades militares fueron tan positivos que en el Congreso del PCC de 1997 se propone extender el perfeccionamiento empresarial al ámbito civil. "Es una economía en que los salarios estaban dictados por decreto, una administración no podía pagar más que lo que se estipulaba, aunque poseyera los recursos para hacerlo, y los trabajadores de estas empresas militares recibirían con el tiempo mayores salarios por resultados o bonos y otras estimulaciones. Hubo varias transformaciones y, en lo civil, las empresas quedan en desventaja. Por el lado de los militares, comienzan a manifestarse concesiones, crecimiento y expansión en polos que presentaban las mejores perspectivas de inversión. GAESA aparece como una especie de holding, que administra los volúmenes crecientes de operaciones de lo que es un conglomerado", explica la fuente.
GAESA irrumpió quizá bajo el innoble sintagma de Sistema Empresarial de las Fuerzas Armadas, creado y organizado por Raúl Castro. En 2009, estando Cuba bajo el mandato de este, GAESA -ya bajo esas siglas- atomiza Cubalse y absorbe a CIMEX, que, junto al Grupo Palco, eran grandes sociedades con navieras, fábricas de alimento y consignatarias. Solo el Grupo Palco se mantiene hasta hoy separado del control militar directo.
Así vendrían, junto con Gaviota SA, la cadena de mercados (conocidos popularmente como shoppings) TRD Caribe, que brota por la Resolución 889 del Consejo de Ministros; la constructora ALMEST, Producciones Trimagen, Almacenes Universales (que por sus siglas AUSA, la base de datos de ETECSA 2017, devuelve 901 resultados), entre otras que fueron posicionándose. Para la década de los 90, el país había redistribuido prioridades: decae el apoyo internacional a la lucha armada y se concentran los esfuerzos en la guerra doméstica de la subsistencia.
Sin tener que disputarse los acres con coterráneos de su envergadura, GAESA controlaría, de lejos, el mercado interior en divisas -el principal de carácter minorista cubano- por medio de las TRD Caribe y Panamericana. En 1997, las FAR atendían una rebanada pequeña del mercado minorista en dólares. Veinte años después, el ejército se adueña de los centros de Cubalse y CIMEX.
Desde el comienzo, era apostarle al caballo vencedor, un negocio redondo: el ritmo de ventas, hacia 1994, año más crítico del Periodo Especial, sumó más de 200 millones de dólares. En 1995, unos 500 y en 1996, unos 600. En 1997, un año más tarde ,superaba los 800 millones (Hiram Marquetti, "La economía del dólar: balance y perspectivas", Revista Temas No. 11, julio-septiembre 1997). Su tendencia ha sido, fijo, a subir.
GAESA no se restringió solamente a las tiendas recaudadoras de divisas, fue insertándose en el bojeo de la industria turística, el "motor de Cuba", donde es arrolladora su participación a través del Grupo de Turismo Gaviota SA, al que pertenecen la línea de transporte AeroGaviota que conecta los vuelos entre los cayos y la Isla, la empresa importadora/exportadora AT Comercial SA, TransGaviota (transporte terrestre), una turoperadora, y Marinas Gaviota, especializada en servicios y alquiler de transporte acuático.
De acuerdo con lo que declaraba a la televisión nacional el profesor José Luis Perelló, durante el primer trimestre de 2017, la llegada de estadounidenses había crecido un 118%, comparándolas con cifras de igual período en 2016.
La exportación de servicios de personal altamente calificado ha sido en la Cuba de las últimas décadas otra cosecha fecunda. Ante la Asamblea Nacional del Poder Popular en 2008, Raúl Castro exigió "garantizar una mayor y mejor oferta de servicios a personas de otros países que, como el turismo y la salud", aportaban "considerables ingresos".
Una parte de esos ingresos comenzarían a manejarse por Antillana de Exportación SA (Antex), de GAESA, que vende mano de obra científica y académica a Angola y otros países, y disfruta de privilegios en el panorama empresarial cubano: está entre las pocas autorizadas a enviar al extranjero profesionales y técnicos de cualquier sector.
Es 2009 un año en que GAESA se agranda significativamente. Fidel Castro le había entregado el timón a su octogenario hermano menor, porque su salud no le permitía continuar. Raúl Castro tendría que lidiar en lo adelante con un país socavado económica y moralmente, resistiendo entre el diezmo, la corrupción a todas las escalas y un embargo estadounidense que viene a justificar lo anterior. Es como si Fidel le hubiera dicho a Raúl: "Arréglatelas como puedas". El nuevo presidente tenía enfrente un siniestro panorama, resultante, entre otros motivos, de despilfarros que nunca se harían públicos, como la Batalla de Ideas y la Revolución Energética.
El 26 de mayo, llevando la batuta Raúl Castro, el Consejo de Ministros decidió extinguir el grupo Cubalse y repartirlo. De ahí se beneficiarían distintas empresas al transferírseles, además de otros activos, unas 80 estaciones de gas Oro Negro, arrendadoras de autos, y una naviera con destinos regulares a Centroamérica y el Caribe.
Wikileaks lo resume de esta forma: el Grupo Palco quedaría al mando de las responsabilidades diplomáticas de Cubalse y sus posesiones inmobiliarias; CUPET tomaría las estaciones de combustible; CIMEX, la más poderosa empresa cubana de entonces, se beneficiaría con distribuidoras de autos Peugeot y Fiat, restaurantes, lavanderías, clínicas veterinarias, plantas de helado, y propiedades en el balneario de Tarará, en La Habana.
GAESA adquiere tiendas y talleres automotrices, que serían administrados por Servicios Automotores SA (SASA), la cual importa accesorios desde Almacenes in Bond, y cobra el mantenimiento a empresas durante la garantía. El conglomerado incorpora las oficinas en el extranjero de Cubalse, incluyendo las de negocios inmobiliarios con representaciones en China, Venezuela y Panamá. Mientras que Almacenes Universales SA se quedaría con la venta mayorista y los depósitos. TRD Caribe asume unas 200 tiendas minoristas, la "principal fuente de ingresos" de Cubalse, según el cable expuesto por Wikileaks. La base de datos de ETECSA 2017, respondiendo a una búsqueda de las siglas TRD, brinda 3.163 resultados.
Para el primer trimestre de 2016, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) reporta que el MINFAR controlaba 92 empresas y 42 sociedades mercantiles. A veces, el conglomerado progresa como un estricto monopolio de empresas y, otras, escala en autoridad y autonomía como decisora de la alta política económica nacional.
El Directorio Comercial de la República 2015-2017, refiere a GAESA como una Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE). Significa total libertad para aprobar formas de pago por rendimiento y decretar su propia proyección estratégica. Ser una OSDE implica, en el nuevo modelo económico cubano, una oportunidad de "dotar a la empresa estatal socialista de más autonomía y facultades".
Al mismo tiempo, GAESA es considerado, a la par de los 19 ministerios existentes, un organismo de la Administración Central del Estado, la única empresa con esa categoría, que la sitúa al nivel de los no ministeriales Banco Central, Asociación Nacional de Economistas, los Consejos de la Administración Provincial, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos e Instituto Cubano de Radio y Televisión.
Los permisos de importación y exportación son fundamentales para un negocio. En un archipiélago pobre, lo son todavía más. El registro de Empresas Cubanas de Comercio Exterior señala 125 con una o ambas capacidades. De ellas, 12 son controladas por las Fuerzas Armadas. La misma cifra que exhibe el Ministerio de Comercio Exterior (MINCEX).
En la Avenida del Puerto de La Habana se alzan los siete pisos del Edificio de la Marina. Donde antes de 1959 radicara el mando de los buques cubanos, y ahora se abre al desfile de Peugeots rotulados con los logos de ANTEX, Gaviota o Tecnotex y, en resumen, de GAESA, que se parapeta detrás de sectores variopintos: la Empresa de Explotación y Extracción de Petróleo y Gas, la importadora y exportadora de productos técnicos (Tecnoimport), la comercializadora de Productos Agropecuarios y Agroindustriales (Cubagro).
En el mercado nacional, se cita a Ecasol, que concentra la comercialización de aceites para cocinar, uno de los productos de mayor demanda en las TRD. Tecnotext, por otro lado, a partir de 1983, facilita la entrada de madera, barcos, resinas, minibares, carros eléctricos; y llama la atención que la misma empresa ofrece servicios aduanales.
Otro gesto avispado de GAESA es que tiene su propia firma que controla su mercancía: Servicios de Auditoría SA. Quiere decir que las comprobaciones de los estados económicos se las aplica él mismo, quedando los resultados tras puertas cerradas. Del barrio habanero de Miramar salen los evaluadores que autochequean cada año las inversiones de la constructora ALMEST, según el diario oficialista Juventud Rebelde.
Fiscalizar la empresa con más vástagos en Cuba a la luz de la opinión pública no es nada simple, como es de imaginarse. Además, el Código Penal pide en su artículo 95.1 de cuatro a diez años de cárcel para quien revele información que concierne a la seguridad estatal, incluidos los campos económico y militar.
GAESA tiene miles de empleados que agrupa el Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de la Defensa. La Ley de Procedimiento Penal, en su artículo 5 (modificado en 1994 para ampliar la jurisdicción militar a los delitos cometidos por civiles en zonas militares) dice que las empresas de las FAR son consideradas zonas militares, así como sus trabajadores son empleados civiles de las FAR. Cualquier delito cometido en una de esas entidades supone la competencia de los Tribunales Militares: "La autoridad actuante, cuando tenga conocimiento de un hecho punible, comprendido en alguno de los casos señalados en el párrafo anterior, dará cuenta con las actuaciones preliminares, al Fiscal Militar que corresponda, sin perjuicio de continuar practicando las diligencias de instrucción pertinentes".
Una posible justificación del crecimiento de GAESA sería su carácter militar, su recia compostura frente a los desmanes, y el temor que esto impone. Pero esa aparente integridad no es garantía de orden, y Yunet es la prueba. Extrabajadora de la tienda de 5ta y 42, una de las más grandes y mejor surtidas de la División Habana de TRD Caribe, Yunet tiene los dedos llenos de estridentes sortijas y con ellos frota su dije de oro de Santa Bárbara como a una lámpara maravillosa. A esta misma imagen, quizás, haya pedido amparo para sus fechorías.
En la práctica, la fechoría cubana es el oxígeno social. Si no robas, simplemente te ahogas: el salario nunca alcanza. Un dependiente o un cajero ganan un sueldo básico de poco más de diez dólares mensuales. Lo primero que aprendió Yunet fue a sacar provecho de la merma, como paquetes de detergente rasgados, bolsitas de aceite abiertas, botellas de vino rotas. "Nunca tuve que comprarme buenos perfumes, solo una vez pagué un Antonio Banderas. Cuando se me acababan, rompía el frasco contra el suelo y me llevaba otro. Para despistar solo tenía que variar de marca", dice examinando sus uñas postizas.
Mensualmente, al kiosco de Yunet le entregaban cinco paquetes con 5 mil jabas o bolsas de plástico en cada uno, que no pasaban por los controles. Las 'jabitas de nailon' que deberían ser una cortesía hacia el comprador, es una de las mayores carencias hoy en los mercados cubanos. Al vender por su cuenta dos de esos paquetes, Yunet y su compañera de trabajo ganaban casi 200 cuc extras. Para que los clientes se llevaran sus compras, las dos mujeres dejaban a mano uno de los fardos, que casi siempre era de bolsas pequeñas sin asas, en el mejor de los casos. Encogiéndose de hombros, Yunet confiesa: "Ahora que trabajo en el departamento de ferretería, creo que extraño los perfumes".
El directorio telefónico conocido como Páginas Amarillas indica que La Habana cuenta con 380 tiendas mixtas entre las cadenas TRD Caribe, Panamericana, Caracol, y los Mercados Artesanales Industriales (MAI), únicos de la lista que cobran en pesos cubanos. Mientras que los MAI han reforzado la venta de artículos de primera necesidad, como los de higiene personal, todavía muchos artículos alimenticios, por mencionar uno solo de los focos de demanda, están concentrados en las tiendas que venden en pesos convertibles..
En 2010, el investigador Carmelo Mesa-Lago publicaba en la revista Temas que la mensualidad promedio que cobran jubilados y pensionados por distintas razones, había perdido su poder adquisitivo y quedaba en desventaja con los precios de las shopping. Diez años antes, una encuesta mostró cómo los precios prohibitivos del mercado minorista en divisas afectaron a un 78% de los ancianos, que veían insuficientes sus pensiones para cubrir gastos vitales y tenían "que suplementarse con ayuda familiar, ingresos adicionales por trabajo o remesas del exterior". Las fuentes de ingresos de los pensionados eran: 76% de la pensión, 26% de ayuda de los familiares dentro del país, 20% de su trabajo y 15% de remesas del exterior (ONE, Anuario 2008, 2009).
En un video filtrado, el actual presidente Miguel Díaz-Canel, durante una conferencia en la Escuela Superior de Cuadros del Partido y el Gobierno, aseguraba que el salario y la comida eran las mayores preocupaciones de la población cubana. Los 235 pesos que llegaban a los jubilados (cerca de nueve dólares o CUC) fijaban su destinatario en los mercados de TRD. Mesa-Lago estimaba que la canasta de alimentos racionados y subvencionados por el Gobierno "solo cubre los primeros diez días del mes y cuesta 30 pesos; la tarifa de electricidad mensual es 10-20 pesos, el transporte en autobús entre 12-20 pesos; las tarifas de teléfono y agua 8-10 pesos; la gran mayoría de la población es propietaria de su vivienda, pero una minoría paga un arriendo promedio de 33 pesos".
Casi 20 años después del artículo en Temas, las cuentas son las mismas. En los mercados libres agropecuarios o en las shopping, los jubilados deben comprar alimentos para los 20 días restantes del mes. "Medio kilo de carne, medio de pollo y medio de pescado, dos kilos de arroz, uno de frijoles, dos cebollas, una botella de aceite de soya y cuatro huevos cuestan unos 220 pesos por mes, casi igual a la pensión promedio", redondeaba Mesa-Lago.
Entre los servicios del bulevar de Camagüey, hay unos 15 establecimientos de GAESA, representados por TRD Caribe y Cimex, desde oficinas administrativas hasta unidades comerciales. En la Isla de la Juventud, por el bulevar de Nueva Gerona se distribuyen nueve shoppings. La tienda El Pinero, cerca de la orilla del río Las Casas y del barco que llevó a Fidel Castro y los moncadistas amnistiados a Cuba, no cierra a las 6 de la tarde, según lo establecido. Un grupo alborozado bebe cerveza adentro hasta más tarde. "Ahí se reúnen los agentes de la Seguridad del Estado a rendir informe. Por eso se extienden", dice un conocedor de la ciudad que nos acompaña, nacido y criado en ella.
Las cervezas que toman los supuestos agentes se guardan en Almacenes Universales (AUSA), la sociedad mercantil de GAESA fundada en 1994 que, según su directora, Eradis González, hacia 2014 contaba con 25 empresas, sucursales y agencias por el país. GAESA ha sabido planificarse. El grupo exporta, importa y almacena lo que necesitan para abastecer sus mercados.
AUSA, de GAESA, tiene una ganancia de más por servicios aduanales y transitorios, de agrupe, transportación multimodal, desagrupe y despacho de mercancías, como agente de embarque, consignación y flete de buques dentro y fuera de Cuba. La Zona Especial de Desarrollo de Mariel, el gran proyecto mercantil y gran inversión de los últimos años en el país, está manejada por AUSA.
Aunque sea una madeja de secretos, en 1997 se conocía que operaban en el país más de mil establecimientos en divisas. "El mayor peso lo presenta la Corporación CIMEX S.A, con más de 300; le siguen la cadena de tiendas TRD Caribe, con más de 250; Tiendas Caracol, con más de 180 instalaciones; Corporación Cubanacán y Cubalse con más de 150, el grupo Gaviota, la cadena Rumbos, la compañía Habaguanex, así como inmuebles habilitados especialmente para la venta en divisas", dice Hiram Marquetti.
Los militares controlaban a fines del siglo pasado una mínima parte del mercado interior (TRD Caribe y Gaviota). En enero de 2017, con los papeles de Cubalse y CIMEX en su portafolios, GAESA asume el control de Habaguanex, un grupo que opera un área proclive al turismo y los cruceros, el Centro Histórico de La Habana, y que pertenecía a la Oficina del Historiador de la Ciudad, con 33 boutiques y tiendas especializadas. De la lista original ofrecida por Marquetti en 1997, hoy solo escapan al control militar Caracol, Cubanacán y el endeble grupo Palmares.
La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), recibe los días 15 de cada mes las cifras detalladas del ingreso de las shopping, que figuran en una planilla disponible de su portal web. Quienes ansíen revisarlas, las van a encontrar en el cuerpo de un archivo cifrado.
M.G.Vivero, Y. Suárez y R.Camilo
Texto y dibujo: Diario de Cuba, 22 de octubre de 2018
por supuesto hay que mantener contento
ResponderEliminara el que cuida a el mayordomo
y controla a los esclavo
patria hambre y miseria hasta la muerte venceremos