lunes, 22 de agosto de 2011

La biblioteca del cáncer



La depresión en Foster Wallace; el asma en Marcel Proust; la peste bubónica y el 'Decamerón', las plagas en el Antiguo Testamento... Las enfermedades han sido uno de los temas clásicos de la literatura. Y el cáncer, es, claro, la enfermedad de las enfermedades. También para la literatura.

Quien no han sufrido un cáncer en persona o en la familia íntima no tiene una conciencia precisa de lo que significa el cáncer en un sentido concreto. Cómo reacciona el cuerpo después de una sesión de quimioterapia, cómo se abren llagas en la boca, cómo se hacen las curas después de la operación, cómo se sienten los hijos cuando el cirujano les informa del resultado de la operación, cómo se suceden sin mucha lógica, los días en los que el enfermo se siente bien, y los días en los que se viene abajo... Cómo es el último día, el penúltimo y el antepenúltimo.

Dos referencias para hacerse a la idea: el primero es el 'Tiempo de silencio', de Marcos Giralt Torrente, que relata el último año de vida de su padre, el pintor Juan Giralt, con distancia y precisión y con mucho énfasis en el aspecto emocional.

El otro relato está escrito en primera persona, aún no tiene forma de libro y sólo se puede leer en inglés. Se trata de los artículos con los que el periodista y filósofo Christopher Hitchens está relatando en las páginas de Vanity Fair sobre su cáncer de esófago: "A su manera, este nuevo país [el cáncer] es hospitalario. Todo el mundo sonríe para darte valor, aparentemente no hay racismo. Prevalece un espíritu igualitario y los habitantes con prestigio parecen habérselo ganado a partir del mérito y el trabajo duro".

Humor negro y desesperado, claro. Y más bien judío: es sabido que el novelista estadounidense Philip Roth ha padecido un cáncer de próstata durante años. Un cáncer de baja intensidad, que se manifiesta y parece ser vencido, vuelve a manifestarse y se queda acechando. A Roth, neurótico y obsesivo, le ha dado tiempo de colocar su misma enfermedad a Zuckerman, su encarnación en la ficción. A través de él, Roth ha descrito en clave de autoparodia las humillaciones de la enfermedad: las heridas, la incontinencia, la impotencia sexual...

'Némesis' y 'Sale el espectro' son dos propuestas para lectores poco aprensivos. El opuesto de esta visión del cáncer podría encontrarse en el 'Pabellón del cáncer', de Aleksandr Solzhenitsyn, cuyo enfermo indaga desde un sanatorio en la extrañeza de la condición de enfermo, en su soledad y en la lejanía en la que queda el mundo de los sanos.

El tercer hilo de la literatura sobre el cáncer tiene que ver con la faceta socio-psicológico de la enfermedad: el afecto, el apoyo, la autoestima... En los últimos años, un escritor catalán ha plasmado en España esa experiencia del cáncer con un éxito inmenso: Albert Espinosa. Un libro y un guión cinematográfico
son sus testimonios más valiosos: el texto de 'Planta cuarta', de Antonio Mercero, y el relato 'El mundo amarillo' ('El mon groc', en su versión original en catalán).

El Mundo, 5 de julio de 2011

Leer también: El escritor Antonio Gala tiene cáncer, ¿Qué cáncer padece Hugo Chávez? y El cáncer no doblega a los presidentes.

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