sábado, 27 de agosto de 2011

Morirse ya no es tan barato en la isla


El crematorio ubicado en el poblado de Guanabacoa es un edificio limpio y con un trato amable y personalizado. Anabel, 49 años, no tiene quejas. El último deseo de su madre, fallecida de un cáncer terminal, fue que incineraran su cuerpo.

Pero la tarifa del crematorio hizo saltar a Anabel como un resorte. “Hace un par de años, cuando incineraron a mi padre pagamos 50 pesos (2 dólares). Ahora el servicio se elevó a 300 pesos (13 dólares), lo cual me parece excesivo”.

El alza silenciosa en los precios de la asistencia necrológica promete crecer. En una isla donde los rumores son más creíbles que las noticias publicadas por la prensa, con fuerza se comenta el posible anuncio de una disposición estatal para cobrar los velorios, hasta ahora gratuitos.

En su afán de desmontar meticulosamente los engorrosos subsidios oficiales, que según sus asesores lastra el buen funcionamiento de la economía cubana, el presidente Raúl Castro pretende eliminar de golpe y porrazo las ‘gratuidades’, una de las banderas enarboladas hace 52 años por la revolución de Fidel Castro.

En ese futuro diseñado por tecnócratas de verde olivo, se le dirá adiós a la cartilla de racionamiento y un millón 300 mil trabajadores irán al paro. También prestaciones subsidiadas por el Estado, como el cine, espectáculos deportivos y los servicios funerarios tendrán una subida de precio.

La pista la dio el periodista independiente Moisés Leonardo Rodríguez, en una nota publicada en un sitio cubano de Miami. Según Rodríguez, por las asistencias necrológicas se cobrarían entre 1,500 y 1,800 pesos (65 y 75 dólares).

Esa cantidad de dinero equivale a siete veces el salario mínimo de 225 pesos. Fuentes consultadas en la Funeraria Rivero, situada en la barriada habanera del Vedado, confirmaron la noticia.

“Además de las cajas de muertos, se cobrarán velas, bombillos y se alquilarán las sillas y sillones. El coche fúnebre también será más caro”, aseguraron empleados de la funeraria.

Durante los años 60, el gobierno de Castro, quien por ese entonces tenía un discurso populista y a favor de los humildes, intervino las funerarias y sus servicios fueron prestados gratuitamente.

Eran otros tiempos. Las urgencias para detener la caída al barranco de la frágil economía cubana han provocado mano dura y medidas draconianas, similares a las terapias de choque aplicadas en sociedades capitalistas.

La noticia del periodista independiente corrió veloz entre los cubanos con acceso a internet. Elena, empleada de una firma alimenticia, comentó que el torniquete estatal para contener la hemorragia de la crisis es demasiado riguroso.

“En un año, es difícil cambiar la mentalidad de personas acostumbradas a vivir con la boca abierta, esperando que el Estado te dé la papilla. La eliminación de golpe de numerosos subsidios, además de traer descontento, pudiera convertirse en una chispa que desencadenara protestas”, subraya Elena.

Otro gran problema, es que el gobierno no hace ninguna mención a una subida de salarios que compense en algo la supresión de subsidios y los precios vertiginosamente disparados.

En un país repleto de carencias materiales, donde circulan dos monedas y los salarios de los trabajadores son una burla, ya no sólo es difícil afrontar la carestía de la vida. Ahora la muerte también tiene un alto costo.


Iván García

Foto: Cementerio de Colón en La Habana.

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